jueves, 1 de noviembre de 2007

Dejad el Himno como está

(Sí, ya sé que la noticia de hoy es la sentencia del 11-M, y que lo del Himno es de hace unos días. Estaba esperando para publicar este "manifiesto" desde hace una semana, pero entre pitos y flautas lo he ido dejando. Del 11-M hablaré más adelante: este blog es en diferido, como siempre)

Manifiesto contra el proyecto de dotar de letra al Himno Nacional

En los últimos tiempos ha saltado a la palestra un proyecto auspiciado por el Comité Olímpico Español y la Sociedad General de Autores y Editores para dotar de una letra al Himno de España. El motivo aducido es que nuestro himno sin letra genera, al parecer, cierto complejo a ciertos deportistas, que ven cantar sus himnos a sus adversarios sin poder cantar nada.

La idea no es nueva: en el pasado ya se hicieron intentos de encajarle una letra a la Marcha Real, y todos fracasaron (incluso la letra “franquista” de Pemán no llegó a ser oficial), por lo que no cabría esperar mayor éxito a este nuevo intento. Sin embargo, el gran número de participantes en el concurso, la cobertura mediática del asunto y, en especial, el desmedido interés mostrado por algunos políticos (que incluso han anunciado una letra con rango oficial y han llevado la iniciativa a las Cortes), nos mueven a manifestar, como ciudadanos, nuestra postura de rotunda oposición a tal idea.

Es un debate artificial e innecesario

No existe ninguna demanda social por una letra para el Himno: llevamos treinta años con un himno sin letra y eso nunca ha sido un problema para nadie ni ha generado preocupación ni inquietud en la sociedad. Este debate sobre la letra para el Himno ha resurgido de repente porque a ciertos deportistas les han entrado “ganas de cantar”, aunque el Himno sonara multitud de veces en las Olimpiadas de Barcelona y otros triunfos deportivos, sin que se echara de menos una letra. Además, los himnos con letra de otros países, que se ponen como justificación para este proyecto, son el resultado de generaciones de tradición, mientras que lo que se propone es una construcción artificial, diseñada en un gabinete y sometida a la evaluación de un comité: nada más lejos de lo que debe ser un himno nacional como expresión del sentir de un país. No podemos dejar que por un capricho de unos pocos se convierta al Himno en un engendro de laboratorio.

Se estropeará la estética

El actual Himno nació como una marcha para marcar el paso (por algo se llama “Marcha Granadera”, luego “Marcha Real”), no como un canto, y sin letra, y así ha permanecido la mayoría del tiempo. Cualquier letra sería un postizo que rompería la estética de la composición: ¿alguien ha pensado cómo le quedaría una letra a la Primavera de Vivaldi, a la 5ª Sinfonía de Beethoven o a la banda sonora de La Guerra de las Galaxias? Poner música a un poema es sencillo, pues la música es muy adaptable al no poseer un significado semántico; pero poner letra a una melodía existente obliga a meter ripios, palabras encajadas a la fuerza y construcciones gramaticales retorcidas. Las canciones, si no tienen letra desde su origen, es mejor dejarlas como están.

Dejará de ser un símbolo compartido por todos

Si algo sabemos todos de antemano, incluidos los promotores de esa idea, es que sea cual sea la letra escogida no va a gustar a todos y habrá sectores que la rechazarán y que dejarán de sentir ese “himno con letra” como “su himno”. Este resultado es así exactamente todo lo contrario de lo que debe ser un himno nacional, como símbolo compartido por todos. Si hay en España un “himno de todos” ése es precisamente el actual, sin letra: cualquiera puede aceptarlo, hacer suya su melodía e interpretar su significado de la manera que prefiera, evocando en cada uno la idea de España y patriotismo que mejor sienta. Fijar ahora una letra, después de tanto tiempo, significa fijar el significado de esta música, de tal manera que se estrechan los márgenes en la manera de entender y sentir el Himno, y se excluye a aquellos que tengan otra manera de entender y sentir la misma melodía.

El consenso es imposible

Últimamente se ha oído hablar mucho, en los medios políticos y de comunicación, del valor de los “consensos de la transición”: ¿acaso el hecho de que el Himno no tenga letra no es precisamente uno de esos consensos? Además, hay que señalar la contradicción flagrante en la que incurren ciertas personalidades políticas, que hacen bandera de esos “consensos de la transición” y al mismo tiempo patrocinan y apoyan el proyecto de poner letra al Himno. Durante treinta años este himno ha sido aceptado, respetado y sentido por un sector mayoritario muy amplio de la sociedad, incluyendo todas las tendencias políticas y sensibilidades sociales: pero ponerse ahora a buscar una letra implica abrir un debate sobre qué debe decir o qué no debe decir, qué palabra se pone o qué palabra no se pone… un debate completamente inútil para la sociedad española y que sólo servirá para convertir lo que hasta ahora ha sido un consenso en una nueva trinchera para el partidismo.

Se convertirá en un instrumento de exclusión

¿Qué pasará con aquellos a los que no les guste la letra y no la canten? Todavía recordamos el escándalo que se organizó en ciertos medios de comunicación con algún futbolista de la selección que llevaba los calcetines doblados, de tal manera que no se veían las bandas con los colores de la bandera. ¿Qué pasará si algún deportista no canta la letra del Himno? ¿Se imaginan las cazas de brujas “antiespañolas” que se montarán cada vez que alguien no cante? No queremos que el Himno se convierta en el instrumento de ninguna “Policía del Patriotismo”, que lo utilice, cada vez que suene, para medir con lupa el grado de “españolidad” de cada personaje público (o incluso ciudadano particular): “Fulano no cantó, Fulano no respeta a España ni a sus símbolos, Fulano debe dimitir”. Sabemos muy bien cómo se las gastan ciertos sectores de la prensa y la política y sabemos que lo harán, llegada la ocasión. No queremos que nuestro Himno, que se supone que es un elemento de unión y concordia, se convierta en un medio para detectar y etiquetar “malos españoles”.

Por todos los motivos expuestos consideramos que al Himno Nacional no debería ponérsele letra, en ningún caso. Además, ni el COE ni la SGAE tienen legitimidad ni representatividad para decidir sobre un símbolo nacional, y los responsables políticos tienen cosas más importantes que ésta a las que dedicar sus esfuerzos.

Por lo tanto, manifestamos nuestro rechazo a cualquier intento de crear una letra oficial para el Himno, pedimos a los responsables políticos que no apoyen ningún proyecto para hacerlo, rechazamos de antemano cualquier letra que pueda ser escogida (diga lo que diga), y exigimos que se mantenga el Himno de España como está.

(y la próxima semana, hablaré de la sentencia del 11-M)

 
Dejen a nuestros ancianos tranquilos
19A-lomojó