jueves, 26 de febrero de 2009

Reflexiones para el domingo

Mañana se acaba la campaña electoral de las elecciones gallegas y aún no he hablado nada del tema (al menos aquí). Y como este es un tema del que al menos hay que hacer unos comentarios, aquí están. ¿Qué me ha parecido esta campaña electoral? Ya he vivido unas cuantas campañas gallegas y puedo asegurar que ésta ha sido, con diferencia, la más sucia que he visto nunca, por la parte que toca a la derecha.

Cuando en 2005 el PP fue desalojado de la Xunta, pensaron que todo había sido “un accidente” y que les bastaba con sentarse a hacer crucigramas mientras esperaban a que el bipartito se hundiera sólo. Pensaban que el PSOE y el BNG se liarían a hostias a los dos meses (había sucedido en otras ocasiones, como en el caso significativo del ayuntamiento de Vigo en 2004), o que la gestión del bipartito sería tan ruinosa que en un año las masas clamarían desesperadas y hambrientas por el regreso del PP, que arrasaría en las siguientes elecciones (las locales de 2007). En todo caso, creían que a lo más tardar en 2007 se adelantarían las elecciones y recuperarían la mayoría absoluta. Confiados en esas previsiones, se echaron a dormir la siesta.

Pero el caso es que las locales de 2007 no dieron el resultado que esperaban, sino que sus resultados, extrapolados a unas autonómicas, empeoraban la situación del PP (el resultado sería PP 35 escaños, PSOE 25 y BNG 15, frente al 37-25-13 de 2005), y además se quedaron sin ninguna alcaldía en las ciudades (perdieron Vigo, Ourense y Ferrol) y perdieron la Diputación de Lugo (y la de Pontevedra la salvaron por muy poco).

Esos resultados tenían su lógica: el bipartito estaba bastante mejor avenido de lo que ellos deseaban y además su política no resultó tan catastrófica como creían (y en cierto modo querían). En los años buenos Galicia creció incluso por encima de la media, y luego se ha visto menos afectada por la crisis, al menos en su fase inicial. Sí, en Galicia hay crisis y hay paro también, pero es donde menos ha crecido el desempleo. Si esto fuera el Levante, estaríamos bastante peor. El bipartito frenó la política de monocultivo del ladrillo (limitaron al máximo la construcción en la costa, por ejemplo), que el PP tanto promovía en Madrid y Valencia y que quería implantar en Galicia. El PP protestó, diciendo que eso nos iba a arruinar... hasta que estalló la burbuja y se vió que frenar a tiempo el crecimiento de la burbuja había sido lo más prudente: gracias a ello el golpe del parón en la construcción fue menos duro que en los “paraísos” del PP, porque la economía gallega era menos dependiente del ladrillo.

El resultado es que tras tres años y medio de bipartito, el PP se encontraba con que no tenía nada consistente que utilizar contra él en campaña. ¿De qué iban a hablar, de la crisis? ¿Del modelo económico? ¿De cuál, del que el PP patrocinaba y que acababa de hacer "¡catacrac!"?

Así que han recurrido al populismo más garbancero: el supuesto “despilfarro” de Touriño. La cosa arrancó de informaciones manipuladas: la PPrensa del Movimiento cogió la reforma de un edificio completo de la Xunta y trataron de colarla al público como que había sido “el despacho de Touriño”. Repartieron datos sobre gastos en coches... sin ponerlos en relación con lo que se gastaba con el PP, porque eso tiraría por tierra el supuesto “lujo y despilfarro”. Más recientemente han vuelto con el coche y la consigna “el coche de Touriño es más caro que el de Obama” (una pista: esa afirmación es falsa, pero han camuflado la mentira muy hábilmente: no han “inflado” el coste del coche de Touriño, sino que se han inventado el coste del coche de Obama, porque la Genral Motors no ha dado ese dato). O dicen que el bipartito tiene ¡355 coches oficiales! ¡escándalo!... cierto, si se incluyen TODOS los vehículos de trabajo de los funcionarios de la administración gallega, es decir, el parque móvil de la Xunta COMPLETO. Y repiten lo de la reforma de presidencia, a pesar de ya estar desmentido, pero troceando y disfrazando sus viejas mentiras como “nuevas revelaciones”: un día hablan de las mesas, otro de las sillas... Aquí tengo un link a un artículo, bien documentado, que desmonta esas manipulaciones. Y aquí hay muuucho más, todo muy jugoso. Touriño ha pecado de ingenuo al decidir "no entrar al trapo"; además, hay que señalar que todos esos costes son públicos y pueden ser consultados, no como antes... consultados y manipulados, claro.

Esta estúpida y pueril campaña sobre lo malvado y despilfarrador que es Touriño (una especie de Imelda Marcos que al parecer come todos los días con vajillas de porcelana Ming y cubiertos de oro, bebe en copas de cristal de Murano y caga en retretes de 12.000.000.000 de euros mientras el pueblo gallego se muere de hambre y piojos por las calles y bla bla bla), ha sido impulsada a todo trapo por la PPrensa del Movimiento, especialmente el ABC, principal agente de propaganda de la derecha en esta campaña. De hecho, esto ha sido LA CAMPAÑA de la derecha, una campaña sucia a más no poder y totalmente vacía de propuestas, porque poca cosa interesante hemos oído al PP, fuera de esto. Sería triste que el electorado tragara con esos cuentos y esa forma de entender la política.

Pero el PP ha hecho cosas incluso peores: no han dudado en romper consensos de décadas, como la política lingüística. El PP exige al bipartito que derogue leyes de normalización lingüística y uso del gallego ¡elaboradas y aprobadas por el propio PP en tiempos de Fraga! No sé si es por armar bronca, o por no perder votos ante UPyDance, o por seguir las instrucciones que llegan de Madrid, pero en el asunto de la lengua han llegado a dar pábulo a movimientos marginales (apenas un 20% de votantes del PP les apoya) contrarios al gallego (camuflados como “por la libertad lingüística”) que buscan dividir la sociedad gallega, que es bilingüe, en dos comunidades lingüísticas separadas: en lugar de que todos los niños estudien en castellano y gallego, quieren que haya clases y grupos separados que estudien sólo en castellano o sólo en gallego. De este tema, que es especialmente repugnante, ya hablé largo y tendido hace unos días. El PPdeG de Fraga nunca sembró la discordia a propósito de la lengua y trabajó por su normalización. Vale, algunos podrán argüir que lo hizo poco y mal, pero lo hizo. Sin embargo Núñez Feijóo ha dado un giro de 180 grados en el aspecto lingüístico y cultural, tomando el peor camino. El PP de Galicia de ahora es muy distinto del que hubo hasta 2005: es mucho peor.

Vamos, que lo que es una alternativa o un proyecto interesante, como que no lo tienen. No lo han ofrecido en cuatro años y no lo van a improvisar ahora. Pero las ideas las tienen muy claras: si Núñez Feijóo se convierte en Presidente de la Xunta lo primero que va a hacer es convertir Galicia en una trinchera contra ZP. Él mismo lo dijo: quiere ganar en Galicia como primer paso para "la reconquista" de España, y Rajoy pretende que Galicia sea un paso previo para llegar a la Moncloa. Y ya sabemos cómo se las gasta el PP en esos menesteres.

Yo no quiero una Xunta que bloquee las ayudas al alquiler del Ministerio de la Vivienda para joder a Zapatero, como hizo €$PP€ en Madrid.

No quiero una Xunta que juegue con la enseñanza dando Educación para la Ciudadanía en inglés para fastidiar a Zapatero, como hace Camps de Golf en Valencia.

Yo no quiero una Xunta que boicotee la aplicación de la Ley de Dependencia como hace €$PP€ en Madrid, para torpedear a Zapatero.

No quiero una Xunta que se dedique a poner trabas y buscar broncas con el gobierno central por sistema, poniendo en riesgo los acuerdos sobre el sistema de financiación o retrasando la construcción de infraestructuras necesaria, sólo por dar por saco a Zapatero.

Yo no quiero una Xunta cuyo objetivo sea “llevar a Rajoy a la Moncloa”: Galicia tiene otras prioridades.

En fin, no digo que el bipartito haya obrado milagros ni maravillas, pero desde luego lo ha hecho lo bastante bien como para seguir. Y si miramos la alternativa que hay enfrente, no tengo dudas.

lunes, 23 de febrero de 2009

23 de Febrero de 1996

Cuando se cumple el 15º aniversario de aquella gloriosa jornada del 23 de Febrero de 1981, es el momento de echar la vista atrás y ver con la perspectiva de los años el inmenso valor de aquellos sucesos. Lo que hoy es España se lo debemos a la actuación decidida de un pequeño grupo de hombres que, sin temer el grave peligro que corrían sus vidas, pusieron la lealtad y el patriotismo por encima de todo.

Por ello es necesario situarse en el contexto de aquellos años y conocer la encrucijada en la que se hallaba España, para mejor comprender la trascendencia de aquél día.

Transición al caos: 1975-1981

En Febrero de 1981 la situación de España era insostenible. La “Transición Democrática”, el experimento iniciado por Juan Carlos de Borbón (el “Rey Perjuro”), con la colaboración de elementos reformistas del Régimen y los opositores, había llevado a España al borde del colapso: el terrorismo, los desórdenes públicos, el separatismo, las ofensas a la Iglesia y al Ejército habían devuelto a la nación a los aciagos tiempos de 1936.

Tras la muerte del Caudillo Franco, su heredero designado Juan Carlos I había trabajado sin descanso por desmontar la España del Generalísimo. Comenzando con un tímido “aperturismo” y bajo el disfraz de adaptar el Franquismo a los nuevos tiempos, poco a poco el Rey se aproximó a los sectores subversivos cuyo objetivo era arrebatar la Victoria a la España de Franco y abrirla al comunismo. Juan Carlos pronto se deshizo del Presidente de Gobierno Don Carlos Arias Navarro, patriota sin tacha que constituía el principal obstáculo para sus planes. Lo reemplazó con un político joven, ambicioso y sin escrúpulos, Adolfo Suárez, que en estrecha colaboración con comunistas y separatistas planeó la implantación en España de una democracia partitocrática y un sistema de “autonomías” que disminuyera el poder del gobierno para darlo a gobiernos “autonómicos” controlados por los grupos separatistas.

Suárez, de acuerdo con el Rey, legalizó el Partido Comunista, permitió toda clase de partidos (incluidos los pro-terroristas y los separatistas), abrió España al regreso de los expatriados subversivos (permitiendo el regreso impune de dirigentes comunistas como Carrillo y la Pasionaria, o separatistas como Tarradellas), estableció gobiernos “autonómicos” en Cataluña y las Vascongadas y disolvió el Movimiento Nacional.

Apenas un año y medio tras la muerte de Franco, Juan Carlos y Suárez culminaron sus planes con una “Ley de la Reforma Política”, que desmantelaba la arquitectura institucional del Franquismo. Se convocaron unas elecciones donde se permitió participar a terroristas, comunistas e independentistas varios. A través de la manipulación electoral organizada desde la Presidencia del Gobierno, Suárez ganó todos los referendums necesarios y formó un Congreso de los Diputados, en sustitución de las Cortes, donde marginó a las fuerzas nacionales, para dar paso a toda clase de movimientos antiespañoles. Este Congreso elaboró la Constitución de 1978, marxista y disgregadora, obra cumbre del “Juancarlismo”.

Mientras tanto, España se hundía en una terrible crisis económica, que llevó al paro a millones de españoles. La delincuencia y los conflictos sociales, especialmente las huelgas y las manifestaciones violentas en la calle, convenientemente fomentados por los sindicatos rojos (también legalizados por Suárez) deterioraron el orden público hasta extremos no vistos desde 1936. A esto se unía el terrorismo de la extrema izquierda (GRAPO, ETA, CAAC…) que mataba casi a diario a agentes del orden y militares.

El gobierno, en lugar de defender a los que defendían España, daba concesiones a esos grupos terroristas, con el pretexto de la “democracia” y la “libertad”. El separatismo no sólo era tolerado, sino que incluso el gobierno Suárez lo fomentaba activamente, siguiendo la Constitución del 78: no contentos con autorizar la instauración de gobiernos separados en Cataluña y las Vascongadas, incluso la apacible región de Galicia se vio literalmente empujada a un “régimen autonómico”, a través de un referéndum en el que ganó el “sí” a la autonomía en medio de la indiferencia general (de hecho, sólo un 20% de los gallegos apoyaron aquel experimento).

Los planes de “democratización” no respetaron nada, ni siquiera la moral ni las buenas costumbres. La inmoralidad se apoderó de las calles: se suprimió la censura inundando España de pornografía; la familia fue humillada y abandonada mientras invertidos y depravados campaban a sus anchas, entre continuas ofensas a la Religión y la Iglesia. Incluso el gobierno puso en marcha planes para implantar en España el divorcio, y hasta el aborto estaba entre los proyectos que algunas organizaciones, toleradas por el gobierno, propugnaban sin recato.

Las humillaciones permanentes al Ejército, la Bandera, la Religión y la Patria durante aquellos duros años trajeron recuerdos de otra época negra de España, aquella que entre 1931 y 1936 había llevado a nuestro país al borde de la ruptura y el colapso. En apenas 5 años, la España de Patria, Justicia, Trabajo y Familia construida con tanto esfuerzo por Franco y los mártires de la Cruzada había sido prácticamente destruida por un grupo de políticos antipatriotas y corruptos, guiados por el resentimiento y la ambición.

Y una vez más, fue necesario que las Fuerzas Armadas, como guardianas de las esencias amenazadas de la Patria, intervinieran para restaurar el orden y la dignidad de España. Cuarenta y cinco años después, de nuevo un grupo de militares patriotas, aliado con las fuerzas nacionales que resistían el empuje de la anti-España, recordó a las nuevas generaciones el significado del 18 de Julio y lo renovó con el glorioso Segundo Alzamiento del 23 de Febrero de 1981.

23 de Febrero de 1981: España resurge

Finalmente llegó la jornada decisiva. En una operación brillante, el entonces teniente coronel Antonio Tejero logró capturar a todo el gobierno y todos los diputados en el Congreso, cuando se votaba la investidura del sucesor de Suárez. En una actuación rápida y decidida, el Capitán General Jaime Milans del Bosch se hizo con el control de la situación publicando un bando de guerra desde su región militar de Valencia; tras unos instantes de confusión fue imitado por los Capitanes Generales de las restantes regiones. Madrid quedó asegurado con el despliegue de la División Acorazada Brunete, con lo que se consumó, de una manera magistral, el golpe de mano necesario para devolver a España al buen camino.

Pero las cosas tardaron aún unos días en aclararse. El entonces Rey Juan Carlos mantuvo una actitud muy dudosa, a pesar de que su nombre, como monarca designado por el propio Franco, había sido invocado en el pronunciamiento. Más tarde se supo que había intentado frenar la acción de las Fuerzas Armadas, tramando una verdadera batalla entre la Policía y la Guardia Civil para recuperar el Congreso (que hubiera ensangrentado Madrid con consecuencias imprevisibles), o incluso pidiendo la intervención de potencias extranjeras. Un hombre de su confianza, el General Alfonso Armada, asumió las riendas, pretendiendo formar un gobierno de concentración presidido por él y formado con políticos de todos los partidos, incluso del comunista.

Sin embargo, este cambalache no era aceptable para los Hombres del 23 de Febrero: las intenciones de Armada y el Rey eran volver al sistema de la Constitución del 78 cuanto antes, algo que los patriotas no podían aceptar. Así que tras unos días el “Gobierno de Concentración” de Armada fue destituido y reemplazado por una Junta Militar presidida por el Capitán General Milans del Bosch. El Rey Juan Carlos intentó un último movimiento, tratando de captar el apoyo de algunos generales para un contragolpe contra la Junta, pero sus intentos fueron abortados y la Junta le puso bajo arresto domiciliario, antes de destituirlo y enviarlo al exilio unos meses después. El reinado del “Rey Perjuro” concluía tras casi cinco años y medio de caos.

La Junta Militar constituida en Marzo del 81 inició la ardua tarea de restablecer el orden en aquella España que se deshacía a jirones: la Constitución de 1978 fue suspendida (al igual que, huelga decirlo, los “estatutos de autonomía” separatistas de Cataluña y las Vascongadas) y se declaró estado de guerra en todo el territorio nacional para restablecer el orden público. Se recurrió al ejército para devolver la paz a las Vascongadas, Barcelona, algunas ciudades de Andalucía y otros centros de la subversión marxista y separatista. No se hizo sin sacrificios: la rebelión de los elementos subversivos llenó muchas calles de barricadas y los tanques tuvieron que ser desplegados: en Barcelona los rebeldes sólo se rindieron tras el bombardeo con artillería del Palacio de la Generalidad, donde se habían refugiado. En los alrededores de Bilbao se vivieron verdaderas batallas campales y muchos edificios sufrieron serios daños. En varias zonas del país los terroristas se echaron al monte reviviendo durante semanas los infames “maquis” de la posguerra.

Fue necesaria la reclusión de numerosos elementos subversivos por todo el país, hasta el punto de que hubo que habilitar varios estadios como centros de detención. Sin embargo, son falsas las calumnias que continuamente repiten los expatriados del “Contubernio de Londres” y otros difamadores a su servicio, hablando de torturas y desapariciones de miles de presos. El “proceso de estabilización nacional” fue una operación de cirugía mayor practicada por cirujanos de hierro en el cuerpo de la Nación, pero a pesar de la propaganda antiespañola, sólo los enemigos de España fueron extirpados.

La mano dura aplicada por la Junta Militar devolvió el orden y la seguridad a los españoles. Sin reparar en medios policiales y militares, la Junta derrotó a los grupos terroristas y subversivos. El GRAPO desapareció sin dejar rastro, de manera casi milagrosa; ETA llevó su lucha a niveles de guerrilla urbana y de monte, reforzada por miles de separatistas reclutados tras el 23 de Febrero; situaciones semejantes se vieron en Cataluña, Andalucía, Canarias y Galicia. Tras una auténtica campaña de limpieza que recordaba a las heroica Cruzada del 36, el ejército acabó con los terroristas y restableció el orden. Aunque desde entonces la subversión terrorista instigada por agentes extranjeros ha rebrotado continuamente, la política de contundencia del gobierno nacional, recurriendo ampliamente al ejército y los estados de excepción, ha mantenido bajo control a los terroristas en todas las ocasiones.

La economía fue también reparada por la Junta presidida por Milans. Con el asesoramiento de especialistas económicos norteamericanos, siguiendo el ejemplo de Pinochet en Chile, se implantaron reformas decisivas en la liberalización de la economía. A pesar de los altos niveles de paro heredados de la “Transición”, el nuevo “estado de obras” y el orden social restaurados tras el 23 de Febrero (junto con las ayudas norteamericanas) permitieron el crecimiento de la empresas y de la economía española. La Junta Militar desterró los usos de la “Transición”: los numerosos “políticos” que vivían de hablar con palabras huecas sobre “democracia” y “libertad”, sin dar soluciones y enriqueciéndose con el trabajo de los españoles mientras éstos se empobrecían, pronto se convirtieron en cosa del pasado.

Reconstruyendo la nueva España

Tras el “proceso de estabilización nacional” ejecutado por la Junta Militar y una vez limpiada España de elementos subversivos, comenzó la tarea de construir el nuevo régimen, continuador del de Franco, pero adaptado a los nuevos tiempos. Rechazando las tentaciones del sistema partitocrático del 78 y recogiendo lo mejor del Franquismo y la mejor tradición española, se acometieron las reformas necesarias, sin apartarse del Espíritu del 18 de Julio y los Principios Fundamentales, traicionados por el Rey Perjuro y su camarilla.

Tras derogar la Constitución del 78 y la Ley para la Reforma Política del 77, se restauraron las viejas Leyes Fundamentales, tras ser reformadas y refundidas en el Fuero Nacional de 1984. La reforma más profunda afectó a las Cortes: el antiguo tercio de cabezas de familia fue transformado en la Cámara de los Procuradores, un parlamento de 400 miembros elegidos por mayoría en otros tantos distritos uninominales. Se creó así un verdadero parlamento democrático, dependiente únicamente de los españoles, a diferencia del engendro de Suárez, que no era sino un instrumento de los partidos y que con su sistema proporcional hacía ingobernable el país. Los demás procuradores, junto con el antiguo Consejo Nacional del Movimiento, constituyeron la cámara alta, el Consejo Nacional, representación orgánica de la nación española.

Este sistema ha conseguido crear, sobre las bases creadas por Franco, una democracia auténtica y estable, inspirada en el sistema del “turno pacifico de partidos” de la Restauración (establecido por Cánovas del Castillo hace un siglo). La ley prohíbe la existencia de partidos que promuevan la ruptura de la unidad nacional o la subversión del orden social, lo que garantiza una democracia honesta y segura, la “democracia dentro de un orden” en una España unida y unitaria, en contraste con el caos de la “transición” juancarlista.

El sistema electoral ha favorecido el nacimiento de dos partidos nacionales, la Alianza Nacional Española (ANE), a la derecha, y la Unión Social Española (USE), a la izquierda. Desde 1984, los gobiernos firmes de la ANE encabezados por el Presidente del Gobierno Blas Piñar, y la leal oposición de la USE, han garantizado la estabilidad de España, sobre una serie de consensos básicos: España, orden, familia, trabajo, unidad…

Aunque desde el extranjero se calumnia al régimen hablando de manipulación electoral y destacando los altos niveles de abstención, esto último no es sino una prueba de la extraordinaria placidez de nuestro sistema, en el que los ciudadanos pueden despreocuparse de la política sabiendo que su seguridad y prosperidad están garantizadas. Felizmente, las veleidades marxistas y separatistas han quedado felizmente desterradas de la política española, mientras España progresa. Aunque esas opciones ilegales florecen en partidos clandestinos, la eficacia de las fuerzas del orden mantiene a raya a la subversión.

De acuerdo con el legado de Franco, España mantuvo su forma de Reino, pero los juristas y los Hombres del 23 de Febrero se enfrentaron a la mayor dificultad a la hora de dar un Rey digno a España, después de la malhadada experiencia del perjuro Juan Carlos. Descartados los Borbones, se abrió paso con fuerza la opción de entronizar a la dinastía de Franco, que en vida, con su natural modestia, había declinado la Corona. Las normas de sucesión, tanto aplicadas a Alfonso XIII como al Caudillo, señalaban a la pareja formada por la nieta de Franco, Carmen Martínez-Bordiu, y el Duque de Cádiz Alfonso de Borbón: en su hijo mayor Francisco reunía la legitimidad de la dinastía histórica y la legitimidad de la Cruzada. Con un gran apoyo y entusiasmo popular, la Junta Militar coronó en 1984, como nuevo Rey de España, a Francisco II de Franco y Borbón, ante una emocionada Doña Carmen Polo. Como homenaje al Caudillo y símbolo de continuidad, sus apellidos fueron modificados y tomó el numeral de Francisco “segundo”, reservando el Primero al Generalísimo.

Francisco II contaba en 1984 con 12 años, lo que hizo necesaria una Regencia que asumiera la Jefatura del Estado hasta que, de acuerdo con el Fuero Nacional (que recoge lo establecido por la Ley de Sucesión de Franco), el Rey cumpla los 30 años, acontecimiento previsto para el año 2002. Desde 1984, el Regente Jaime Milans del Bosch ha conducido España con firmeza y pericia incontestables, emulando al Caudillo y preservando su legado.

España ante el escenario internacional

Desde el primer momento la España del 23 de febrero se encontró con dificultades en el orden internacional. Aunque los Estados Unidos y el Vaticano reconocieron y respaldaron desde el primer momento a la Junta Militar, el Segundo Alzamiento fue condenado por el Reino Unido y los demás estados de la Comunidad Europea, que dieron la espalda a España como represalia. Por el contrario, España gozó del respaldo casi unánime de las naciones hermanas de Hispanoamérica, destacando el apoyo de Chile y Argentina, cuya situación era tan semejante a la nuestra y donde las Fuerzas Armadas también se esforzaban en erradicar la amenaza marxista.

El gobierno británico acogió al ex rey Juan Carlos, el ex presidente Suárez y gran número de sus partidarios, y desde entonces ha encabezado la oposición a España, promoviendo inicialmente el boicot al Mundial de Fútbol del 82 y llegando a vetar el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea en las ampliaciones de 1986 (Portugal) y en la más reciente de 1995. La hostilidad británica no sólo se debe a las intrigas de Juan Carlos: Gran Bretaña no soporta la firme e inflexible reclamación sobre Gibraltar que España ha mantenido todos estos años (reclamación que estaba siendo olvidada durante la “Transición”), y el apoyo a nuestra nación hermana, Argentina, en su justa reclamación de las Malvinas en 1982 (España estuvo a punto de intervenir en auxilio de Argentina, pero la mediación papal frenó la guerra que los ingleses promovían).

La autodenominada “Plataforma Democrática”, una logia de traidores presidida por el ex rey y formada por los dirigentes de los antiguos partidos de la “Transición” (Suárez, González, Guerra, Pujol, Garaicoechea…), ha maquinado sin descanso desde hace 15 años para vengarse de España, desprestigiando nuestro Régimen y calumniándolo con absurdas acusaciones. El “Contubernio de Londres”, financiado de forma oscura y dirigido por intereses aún más oscuros, se ha empeñado en aislar España con peregrinas denuncias sobre “falta de democracia”, “falta de libertad”, “violaciones de los derechos humanos” y disparatadas y fantasiosas historias sobre torturas y desapariciones. Sus maquinaciones han logrado cierto eco en la CEE, pero cada vez son más ignorados por las naciones de peso y pronto terminarán en el rincón de la historia.

Prueba de nuestro creciente prestigio en el mundo, a pesar de las maquinaciones de los expatriados, son las numerosas visitas de Su Santidad del Papa Juan Pablo II, la firme alianza con los EEUU, la gran Exposición Iberoamericana de 1992 (por el Quinto Centenario del Descubrimiento de América) o, ese mismo año, la gran victoria de nuestra selección nacional de fútbol, medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París 1992.

Pero sobre todo, España ha establecido un sólido vínculo trasatlántico: tras el espaldarazo de la Administración Reagan al 23 de Febrero, España se ha convertido en un privilegiado aliado de los Estados Unidos en su defensa de Occidente ante la amenaza bolchevique. La alianza con EEUU ha sido el eje de la política exterior española, a pesar del rechazo europeo. El gran triunfo de España ha llegado con la caída del régimen soviético y el bloque comunista, victoria final de la firme defensa española contra el marxismo, iniciada por el Caudillo Franco el 18 de Julio de 1936. Por desgracia, Franco no pudo vivir para contemplarlo, pero las imágenes del derribo del Muro de Berlín fueron su mejor homenaje póstumo.

Mirando al Siglo XXI

A pesar de las dificultades económicas, a pesar del aislamiento al que nos someten desde Europa, a pesar de la subversión terrorista de los separatismos vasco, catalán, gallego, canario y andaluz, a pesar de los intentos desestabilizadores de grupos marxistas interiores, España ha conseguido unión y prosperidad y encara el siglo XXI segura de sí misma y orgullosa de su presente y su pasado. Superada la crisis de los 80 y recuperado el prestigio del país, las expectativas no pueden ser más halagüeñas.

En este año de 1996 se vislumbran importantes cambios: el Presidente Piñar ha anunciado su intención de retirarse antes del verano, mientras que se plantea también la posibilidad de la sucesión del Regente Milans del Bosch, ya con 84 años. Como nuevo Regente se apunta al Héroe del 23 de Febrero, el General Antonio Tejero, mientras que una nueva generación de políticos tomará con toda seguridad el relevo del Presidente. Otro asunto de vital trascendencia en estos días es el futuro matrimonio de nuestro joven Rey de 24 años, Francisco II, que garantizará la continuidad de la Casa de Franco y el futuro de nuestro régimen.

El nuevo escenario internacional que se ha abierto plantea numerosos interrogantes: la caída del bloque soviético y el cambio de administración en los EEUU (del republicano Bush al demócrata Clinton) obligan a replantear el papel de España. El tema más candente de nuestras relaciones exteriores, la cuestión de Gibraltar, continúa estancado ante la intransigencia del Reino Unido. Sin embargo, la sólida y leal alianza de nuestro país con los EEUU abre la posibilidad a una reintegración del peñón a España dentro de pocos años. La inminente devolución de Hong-Kong a China prevista para 1997 es un ejemplo a imitar.

Estamos en una época de importantes conmemoraciones: el pasado 20 de Noviembre recordamos el 20 aniversario del invicto Caudillo Francisco Franco, estos días conmemoramos los 15 años desde la gran jornada del 23 de Febrero de 1981 y el próximo 18 de Julio se cumplirán 60 años del Alzamiento y la Cruzada del 36. Echando la vista atrás, vemos lo que pudo haber sido España, un país roto, arruinado, hundido en el caos y la violencia… y hoy sabemos que España no sucumbió, que España renació el 23 de Febrero de 1981 y que esa España Triunfal sigue viva. Por muchos años.

(artículo publicado en el suplemento “El Alcázar Semanal”, el sábado 24 de Febrero de 1996, en un universo paralelo)

lunes, 9 de febrero de 2009

Problemas "de importación"

En Galicia, como en todas partes, tenemos problemas. Que si el paro, que si deficiencias en servicios, que si la falta de tejido industrial, que si carencia de infraestructuras, que si el envejecimiento de la población… como en todas partes cuecen habas.

Pero de un tiempo a esta parte presenciamos cómo a ciertos señores los problemas de Galicia no les parecen lo bastante interesantes, y para entretenerse han decidido importar problemas de fuera. Es el caso de la lengua. Ayer esos señores, que han creado la asociación “Galicia Bilingüe”, organizaron una manifestación en Santiago, en teoría por la “libertad de idioma”, aunque esos motivos parecen ocultar otras cosas, cosas que tal vez a sus promotores les da vergüenza mostrar abiertamente (y de las que hablaré después).

Resulta curioso encontrar, entre las adhesiones a la manifestación, las de organizaciones como la "Asociación para la Tolerancia" de Cataluña, el "Círculo Balear", la "Plataforma para la Libertad de Elección Lingüística" del País Vasco, "Convivencia Cívica Catalana" o la "Plataforma Valenciana por la Libertad Lingüística". Vamos, gente que conoce de cerca la situación lingüística de Galicia y que está muy concienciada por ver cómo los pobres galleguitos castellanohablantes somos oprimidos por los malignos nacionalistas. Más inexplicable resulta la presencia de la AVT, que llenó la manifestación con esas sombrillas suyas blancas con banderitas vascas y españolas: alomojó resulta que, como dijo en cierta ocasión Francisco José Alcaraz, quien no secunde la manifestación está fotografiándose al lado del entorno ETA-Batasuna... (no sería la primera vez)

Por cierto, antes de que ningún español de bien se me lance a la chepa diciendo que soy de la ETA, un ANUNCIO IMPORTANTE: CONDENO CON TOTAL ROTUNDIDAD CUALQUIER ACTO DE VIOLENCIA, Y PARTICULARMENTE LOS INCIDENTES PROVOCADOS POR UN GRUPO DE INDEPENDENTISTAS RETRASADOS MENTALES CONTRA LA MANIFA DE “GALICIA BILINGÜE”. Claro que tampoco pienso tolerar que se nos meta en el mismo saco a todos los que nos oponemos a esa manifestación: ayer había tres contra-manifestaciones: la de los subnormales lanzando botellas, la de los que simplemente sostenían carteles contrarios a la convocatoria y la de los que hicieron una parodia totalmente pacífica, "los españolísimos" (la mejor respuesta, muy bien por ellos). Naturalmente los imbéciles de la primera les han venido de perlas a los de la manifestación para apuntarse al victimismo, a través de sus portavoces y prensa afín.

Pero a lo que iba, las adhesiones a la manifa “bilingüe”. Los apoyos de partidos políticos son realmente interesantes: por un lado tenemos al Club de Fans de Rosa d'Ejjjpaña (la estrella y gran impulsora de todo este asunto - que también está muy enterada de la situación lingüística gallega), los "Ciutadans" (llevaban tiempo sin salir por la tele) y el Partido Popular... pero es curioso el caso del PP: es un "sí pero no", un “bueno…” muy gallego, un apoyo con la boca pequeña, como avergonzado. De hecho, el PP no ha apoyado la manifestación, en cuanto organización, con grandes aspavientos; por el contrario, simplemente ha permitido que algunos de sus miembros se sumen "a título individual": Ana Pastor, Corina Porro, Alfonso Rueda... Y es que el PP de Galicia sabe perfectamente lo que hay detrás de esto, y como partido que asume un cierto nivel de galleguismo (por eso no hay en Galicia un partido galleguista de derechas), es remiso a sumarse a tal disparate. Pero llegan órdenes de Madrid, y claro… También estaba Falange Española, pero no voy a comentar nada de eso porque sería demasiado fácil.

Aún así, en “Galicia Bilingüe” cada apoyo, aún con la boca pequeña y por sospechoso que suene, es tremendamente valioso, teniendo en cuenta lo infumable de sus diagnósticos y propuestas. Me pregunto cuántos de los 3.000 de ayer eran gallegos y cuántos eran “figurantes” traídos por las organizaciones foráneas antes dichas, que vinieron “a hablar de su libro” de paso que hacían una escapadita de fin de semana a conocer Santiago y probar el marisco. Su presidenta Gloria se vanagloria de que hay gallegohablantes que la apoyan (aunque tal cosa recuerda mucho al típico “amigo negro” o “amigo gay” del que echan mano algunos para excusarse de su racismo o su homofobia). Bien, de todo hay en la viña del Señor, dicen. Yo por ejemplo soy un gallego castellanohablante que apoya totalmente la enseñanza en gallego y rechaza las posiciones de “Galicia Bilingüe”. Y aquí lo voy a explicar.

La “persecución” del castellano

A los “turistas de manifestación” que ayer pasearon por Santiago les han contado que unos señores muy malos, los nacionalistas, están obligando a los niños a estudiar una lengua exótica y extraña, el gallego, para convertirlos en esclavos de Anxo Quintana y lavarles el cerebro (sí, es una exageración, pero lo que cuentan los de “Galicia Bilingüe” no anda muy lejos). Algunos conocen el problema de integración lingüística de Cataluña y simplemente lo han transplantado, creyendo que en Galicia es lo mismo.

Pero no lo es. Galicia no es Cataluña, básicamente porque aquí no tenemos una gran masa población de inmigrantes del resto de España para los que la lengua del país es extraña (en el sentido de ajena). Es más: los defensores de “Galicia Bilingüe” alardean con frecuencia de que también saben gallego.

El caso es que el bilingüismo es un hecho en Galicia. El nivel de conocimiento y uso del gallego es elevadísimo, y en todas las pandillas y familias se emplean gallego y castellano con naturalidad, sin que nadie se sienta discriminado. Yo soy castellanohablante (aprendí a hablar fuera de Galicia) y mi familia habla gallego. Y como todo el mundo en Galicia, siempre nos hemos entendido sin problemas. Todo Dios se maneja perfectamente en gallego y castellano, y aunque nunca han faltado los talibanes gilipollas, tampoco se les ha hecho nunca demasiado caso. En las escuelas se enseña gallego y en gallego (ya se hacía con Fraga), si bien ahora se aplica con rigor la Ley de Normalización Lingüística (aprobada por el PP en su momento); la TVG emite en gallego, la Consellería de Cultura promueve e impulsa el gallego como establece el artículo 5.3 del Estatuto de Autonomía (el Ministerio de Cultura se hace cargo del castellano) y el gallego es la lengua de trabajo de la administración autonómica.

Y lo sucede es que todo eso, que antes era así con la misma naturalidad con la que se emplea gallego y castellano, se ha convertido en un “problema” desde que la derecha dejó de gobernar Galicia y se creó este frente reaccionario neo-centralista en el que están UPyDance, la COPE y derivados y la corriente dominante del PP (ni siquiera todo el PP). Ahora resulta que cada anécdota pueril y cada rebuzno talibán es magnificado y exagerado, sacándole toda la punta posible para crear la sensación de que vivimos en un gulag nacionalista (nacionalista gallego, conviene precisar) y que los castellanohablantes estamos perseguidos y oprimidos.

Personalmente, como gallego castellanohablante, alguna vez me he sentido un poco “oprimido” por la parte de la ingle, pero luego me di cuenta de que era por los slips, que me apretaban. Llevo toda la vida en Galicia, siempre he hablado normalmente en castellano (cambiando al gallego cuando era necesario) y jamás en mi puta vida me he sentido discriminado ni perseguido ni criminalizado ni ninguna pollada de esas: cuando algún radikal tontolosgüebos (siempre hay alguno, como los tontoslapolla violentos de ayer) me viene con tonterías lo mando a freír espárragos y a raña-lo carallo, en dos idiomas, sin que se me forme un trauma.

Los “cruzados” de la “lengua común” se llenan la boca denunciando las “atrocidades” de la imposición lingüística de los nacionalistas, imposición que en Galicia es simplemente irreal. Por eso se ven obligados a elevar las anécdotas más triviales a la categoría de perversa campaña de limpieza étnica. Siempre ha habido talibanes del gallego, yo he sufrido a unos cuantos: en tiempos de Fraga (aquellos tiempos idílicos sin “imposiciones” ni “persecución”) tuve profesores de gallego que me llamaban “señorito” burlonamente por hablar castellano; yo simplemente me cagaba en sus muertos por detrás, les hacía caricaturas y… aprobaba sus exámenes, para darles en los morros (y pasar de curso, claro). Pero desde luego no había ese victimismo tremendista actual, impulsado por “Galicia Bilingüe”, El Mundo y otros “cruzados”, dispuestos a montar una tempestad en cada vaso de agua y a ver una banda de batasunis separatistas en cada grupo bravú.

¿Bilingüismo o Apartheid lingüístico?

"Galicia Bilingüe" es una organización curiosa, pues contradice su propio nombre. Lo que "Galicia Bilingüe" pretende no es una comunidad bilingüe, sino dos comunidades monolingües separadas, una segregación de los niños gallegos por idioma, un "apartheid" lingüístico en Galicia (tomando la palabra "apartheid" en su significado literal en afrikaans, "segregación"). Las aulas separadas o colegios separados para "niños en gallego" y "niños en castellano" que piden es un modelo diametralmente opuesto al bilingüismo (al pepero Alfonso Rueda se lo plantearon: “¿implica segregar a los niños?”, y él se fue por la tangente). Escuchemos a su presidenta en su discurso de ayer:

“No aceptamos porcentajes de empleo del gallego en la enseñanza […] nuestra lucha no acabará hasta que nuestros derechos sean respetados”.

En este discurso hay muy poco de “defensa de la libertad” (apenas una capita de pintura) y sí mucho de auténtica fobia por la lengua gallega. A Gloria Lago no le preocupa que sus hijos puedan no aprender castellano: lo que le molesta es que aprendan gallego, de ahí que pida un “todo o nada”, una segregación lingüística total. Los promotores de “Galicia Bilingüe” pretenden mantener a sus hijos “a salvo” de la “contaminación” de la lengua gallega, y esa defensa del “bilingüismo” que invocan retóricamente no es más que maquillaje. De hecho, la propia Gloria Lago considera innecesario que los niños sean competentes en ambos idiomas: “¿Por qué tenemos que conocer una de las dos lenguas a un nivel determinado?¿Cómo coño casa eso con llenarse la boca de “bilingüismo”? Deberían rebautizar su asociación con un nuevo palabro: “Galicia Bi-mono-lingüe”.

Esta entrevista del enlace anterior es reveladora: esta profesora de inglés afirma con desparpajo que es “imposible” ser competente en dos lenguas. La desmienten los millones de personas que hay en el mundo que son perfectamente competentes en dos, en tres o incluso más idiomas (diciendo una maldad, supongo que ninguna de esas personas ha sido alumna suya). En la entrevista, esta “enseñante” explica su experiencia personal, dando a entender que su hijo no tiene ni puta idea de gallego… y ella, en lugar de enseñarle o preocuparse de que lo aprenda, ha decidido que quiere excluir el gallego de las enseñanzas que recibe su hijo. El gallego, para las vacas y las letras de las pandeiradas.

Los motivos que mueven a “Galicia Bilingüe” tiene muy poco que ver con la pedagogía y sí mucho con ciertos prejuicios lingüísticos (y sobre todo clasistas) que creíamos superados. Durante muchas décadas el castellano ha sido asociado al progreso en la escala social, mientras que el gallego era la lengua de los campesinos y de los sirvientes, y siendo muuuy generosos, una lengua para el folklore. “Galicia Bilingüe” recoge esos prejuicios, que consideran al gallego como una lengua inferior propia de paletos, y que la “gente bien de la capital” tiene que hablar castellano. No es extraño que la normalización y el impulso del gallego resulten tan “ofensivos” a esa mentalidad: el hecho de que el gallego se haya convertido en una lengua oficial y culta es percibido como que “los pueblerinos y las criadas se les están subiendo a las barbas” y pretenden obligarles a “rebajarse”. Lo de “a mí hábleme en cristiano”, que humilló durante tantos años a la inmensa mayoría de los gallegos, se ha terminado, y algunos no lo acaban de aceptar.

Qué tontos son los niños (y los gallegos más)

Los argumentos en los que se apoyan los preocupados padres de "Galicia Bilingüe" para oponerse a que sus hijos estudien en gallego son realmente endebles, y tratan de ocultar de mala manera que lo que les mueve realmente son un montón de prejuicios lingüísticos sin fundamento, de los que acabo de hablar (por cierto, percibo un “parecido razonable” entre los “bi-mono-lingües” y los objetores de Educación para la Ciudadanía – deberíamos empezar a plantearnos hasta qué punto ese derecho de los padres a decidir la educación de sus hijos es compatible con el derecho a la educación de éstos).

Uno de los argumentos más habituales y que más cala entre los oyentes desprevenidos es el del tipo "si los niños estudian en gallego después no van a saber bien el castellano". Es una frase que ya he oído varias veces, y su fuerza como argumento es tan floja que se desmonta con tres sencillas preguntas al que lo sostenga:

pregunta 1: ¿Y tú en qué idioma estudiaste?
respuesta habitual a la pregunta 1: Pues en castellano
pregunta 2: ¿Y tú sabes gallego?
respuesta habitual a la pregunta 2: Pues claro
pregunta 3: Entonces ¿cuál es el problema?

No sé si es que los de "Galicia Bilingüe" consideran que sus niños son más tontos que los de los demás o que ellos mismos, pero es que la experiencia de generaciones demuestra lo contrario de lo que afirman. La generación de mis padres estudió en castellano exclusivamente, sin una triste asignatura de gallego: conocen el gallego perfectamente (vamos, es que son gallegohablantes en un 90 y muchos %).

Aunque no creo que se trate de eso, sino de un prejuicio mucho más vergonzoso e infame: asociar “gallego” con “tonto”. A estos “señoritos finos de la capital” les parece que los gallegohablantes de los pueblos son poco inteligentes (un viejo y estúpido prejuicio clasista) y deben pensar, tal vez inconscientemente, que el desarrollo intelectual de los niños se verá mermado si hablan gallego en el colegio. Ellos estudiaron en castellano, y aunque consiguieron aprender gallego en casa y en la calle, en su mente el castellano quedó asociado a “cultura” e “instrucción”. Asumido ese prejuicio, piensan que si sus hijos estudian en gallego en el colegio, esa lengua “pueblerina” disminuirá sus capacidades mentales hasta el punto de hacerlos incapaces de aprender castellano. Habría que preguntarse quiénes son realmente los “poco inteligentes”.

Otro “argumento” (este merece unas comillas) derivado del anterior y que he visto alguna vez empezaba diciendo “es que si estudian en gallego, cuando vayan a buscar trabajo fuera de Galicia…” (el resto se puede deducir). Básicamente es lo mismo de antes, sólo que además revela cierto prejuicio casi “étnico”: los gallegos estamos destinados “genéticamente” a la emigración y no tenemos más futuro que irnos fuera. En otros lugares se puede disimular hablando de “movilidad laboral”, pero en Galicia la emigración ha llegado a dejarla despoblada de gente en edad activa, un drama económico y social que ha marcado al país por generaciones, así que poco chiste con eso. Cualquier dirigente político cuyo proyecto de futuro para Galicia pase por seguir emigrando debería buscarse otro trabajo.

Mención aparte merecen las advertencias, repetidas por Gloria Lago, de que los niños van a sufrir “traumas psicológicos” por estudiar en gallego. Más o menos los traumas que tienen todos los gallegos que estudiaron en castellano hace décadas, que por las noches se despiertan entre pesadillas por culpa de aquello. Yo mismo debería estar fatal: empecé el parvulario en Barcelona, donde las clases eran en catalán, y me adapté sin dificultades y sin que mis padres protestaran; luego volví a Galicia y tras hablar castellano en Barcelona (y catalán en clase) me encontré con el gallego de mi familia y de algunas clases del colegio. Y después vino el inglés… Dios mío, no sé cómo no estoy ingresado en un manicomio. Vamos, que encima, madre hiperprotectora.

¡La "Lengua Común" en peligro!

Hoy día, aunque el gallego sea lengua vehicular de la enseñanza, los estudiantes tienen asignaturas de Lengua y de Literatura Castellanas, que son obligatorias como la que más. Lo inverso, con el gallego, no existía antiguamente, así que esa típica comparación de “es que ahora quieren imponer el gallego como antes se imponía el castellano” no cuela (no se molesten).

Y si me dicen que esos chavales no van a aprender el castellano, cuando en su casa, en la tele, en la radio, en la prensa, en los libros, en internet y en todos los medios a su alcancen la presencia del castellano APLASTA a la del gallego... permítanme que me descojone un poco. Desde luego no van a conocer el castellano peor que los estudiantes de otras zonas de España (de zonas monolingües, por cierto).

Esta cruzada uniformista que recorre España (impulsada por medios como El Mundo, la COPE y sus brazos políticos UPyDance y la corriente dominante del PP, que no todo el PP) ha hecho bandera de la “persecución del castellano” en las comunidades bilingües y el peligro que corre la que llaman “lengua común”. Pero ¿está amenazado el castellano en Galicia?

- Tenemos UN SOLO canal de televisión en gallego (la TVG) y unas pocas horas en otro (la programación del centro territorial de TVE), frente a 6 canales en castellano: los dos de TVE, Antena 3, Cuatro, Telecinco y La Sexta (y hablamos de TV convencional, porque si nos vamos a TDT o satélite la desproporción es mayor - incluso en las teles locales, al menos en Ourense, impera el castellano). Me hacen reír los que se quejan de la falta de presencia del castellano en la TVG: conviene recordarles que según la Ley de Creación de la CRTVG (que no es del bipartito) su función primordial es “la promoción, difusión e impulso de la lengua gallega”. Además, parece que seis canales frente a uno les parece poco.

- La misma situación encontramos en la radio: SÓLO UNA emisora 100% en gallego (Radio Galega) que alcance toda Galicia, frente a todas las demás, que apenas hablan gallego en algunas desconexiones locales (y en pocas).

- En la prensa diaria la situación es más curiosa, si tenemos en cuenta que la mayor parte de los diarios vendidos en Galicia son locales o de ámbito autonómico: La Voz de Galicia, el Faro de Vigo, El Correo Gallego, La Región de Ourense, El Progreso de Lugo, El Ideal Gallego, el Diario de Pontevedra, el Atlántico Diario, el Diario de Arousa... TODOS en castellano, con apenas unos pocos artículos sueltos en gallego (y sus ridículas ediciones especiales "galleguizadas" cada Día das Letras Galegas, para que no se diga: "una vez al año no hace daño"). Sólo unas pocas excepciones: Galicia Hoxe, O Xornal y el gratuito De Luns a Venres publican sus contenidos en gallego (A Nosa Terra, periódico histórico del galleguismo, es semanal). Y de los diarios de tirada nacional mejor no hablar.

- Si nos metemos en revistas y semanarios, las que vienen en gallego son la rara excepción, claramente minoritarias y especializadas, con un público bastante escaso y una existencia precaria. La inmensa mayoría, y desde luego las que leen los niños y adolescentes (revistas de videojuegos, de televisión, de moda para quinceañeras…) están todas en castellano.

- Y si uno entra en una librería (o la sección de libros de los grandes almacenes) la hegemonía del castellano es evidente. Hay lugares donde tienen a la venta más libros en inglés que en gallego. Para encontrar una oferta amplia de libros en gallego hay que acudir a librerías especializadas. Tiene cojones que digan que el castellano está en peligro cuando el gallego necesita refugiarse en librerías especializadas.

- Por no hablar del gran medio del siglo XXI, éste en el que nos encontramos. El ciberespacio en gallego es raquítico, la cantidad de webs, blogs y similares en gallego es ínfima, y si de éstos descontamos los de carácter institucional (Xunta, universidades, municipios...) las webs en gallego se cuentan con los dedos de una mano. Frente a esto, millones de webs en castellano. Y si comparamos tráficos...

¿El castellano amenazado por el gallego? Non me fagas rir que teño o labio cortado, como decía un profesor mío. Los que ven al gallego como una amenaza deberían mirar más hacia el inglés, o preoqpars + d otras amnazas q acexan al kasteyano y q son + claras...

Pretender el mismo trato para dos lenguas en una situación tan diferente es injusto, y reclamarlo por parte de cierto sector castellanohablante es un ventajismo que a otros castellanohablantes, como es mi caso, nos da vergüenza ajena. La lengua gallega es una lengua minoritaria con menos de 3 millones de hablantes y unas presiones brutales, que necesita una protección especial, no para “imponerse”, sino simplemente para mantenerse.

Arrinconado en los medios, al gallego sólo le queda la enseñanza y el ámbito oficial para sobrevivir. El castellano tiene su existencia (y su aprendizaje) garantizada en esta sociedad, por eso es necesario que el gallego sea la lengua de la enseñanza para asegurarnos de que las futuras generaciones de gallegos sean (sigan siendo) bilingües. Así lo establecen la Constitución (artículo 3.3), el Estatuto de Galicia (artículo 5.3) y las leyes sobre normalización lingüística (elaborada y aprobada por el PP de Fraga, por cierto). Porque Galicia ya ES y SERÁ una sociedad bilingüe, aunque no en el sentido que a “Galicia Bilingüe” le gustaría.

Conclusiones

- El castellano goza en Galicia de una excelente salud, al contrario que el gallego, que como lengua minoritaria necesita protección oficial; protección que le da la Xunta actual, como hicieron las anteriores y harán las futuras, independientemente de los partidos.

- Es falso que el castellano sea perseguido ni criminalizado, a pesar de la desinformación que se difunde al respecto desde ciertos medios, partidos y asociaciones (bueno, más bien “asociación”, en singular).

- Son absurdas las afirmaciones según las cuales la enseñanza en gallego resulta perjudicial para el aprendizaje, en el sentido de que los niños “no aprenderán bien castellano” o que “pueden sufrir traumas”.

- Los mensajes de “libertad de elección” y “persecución lingüística” lanzados por “Galicia Bilingüe” son una burda tapadera para encubrir prejuicios y fobias lingüísticas sin fundamento racional, basados en prejuicios clasistas no superados.

- Es inaceptable que por el capricho de unos padres acomplejados y llenos de prejuicios se pretenda segregar a los niños por lengua, como antes se segregaban por sexo.

- “Galicia Bilingüe” y sus mariachis pretenden todo lo contrario del bilingüismo: segregar Galicia, desde las escuelas, en dos sociedades monolingües separadas, creando un “apartheid lingüístico”.

Ha quedado claro que no soy partidario de “Galicia Bilingüe”. Pero es que mis objeciones a este movimiento van más allá del desacuerdo. Me parece ridículo, a la par de lamentable, que algunos traten de importar “conflictos de lengua” de otras comunidades, que no tienen sentido aquí. Pero sus motivos para hacerlo me parecen peor.

Detrás de todo esto hay unos intereses políticos que poco tiene que ver con Galicia. Estamos en plena ofensiva nacionalista española reaccionaria, que con el pretexto de “defendernos” de un talibanismo nacionalista, pretenden colarnos otro talibanismo nacionalista. Una cosa es quejarse de las decisiones del BNG, y otra pretender eliminar, como pretende UPyDance, el artículo 3.3 de la Constitución (la protección especial de las lenguas cooficiales como riqueza cultural), quitar las competencias de educación a la Xunta y dejar a la lengua gallega a la intemperie, camino de la desaparición, para convertirse en una lengua “folklórica”.

La manifestación de ayer en Santiago no iba dirigida a Galicia: iba dirigida a impulsar un proyecto político determinado en toda España. Es imperdonable que por las ambiciones políticas de ciertos medios y profesionales de la política de Madrid, y los caprichos de ciertos colectivos de gente con prejuicios absurdos se intente envenenar la convivencia en mi país con una disputa artificial.

Galicia no es ningún polígono de tiro para que El Mundo y Rosa d’Ejjjpaña hagan maniobras. Y el 1 de Marzo habrá que dejárselo claro.

Nota al pie

Mientras en Santiago algunos de sus compañeros se manifestaban porque se sentían “oprimidos”, Mariano Rajoy estaba en Suiza haciendo campaña entre los emigrantes. Hubiera sido una buena ocasión para que se enterara de la situación lingüística suiza, y de cuántos padres de Zürich protestan porque en Ginebra obligan a sus hijos a dar las clases en francés, y no en alemán. Pobres suizos, que no tienen “lengua común”.

Y otra cosa: aquí arriba, a la izquierda, está el banner del Manifiesto a favor de la convivencia lingüística y de la igualdad de derechos para el gallego, un contra-manifiesto frente aquél de la “lengua común”, impulsado por la Mesa pola Normalización Lingüística. Animo a todos los que estén de acuerdo conmigo a que se sumen.

domingo, 1 de febrero de 2009

Obama en España

Publicaba ayer "Don Javier" Escolar una lista de las siete primeras decisiones de Obama que hay que aplaudir. El caso es que viendo estas decisiones de Barack Obama (que me recuerdan a algunas que hemos visto en España no hace mucho) no he podido evitar imaginarme cómo serían recibidas por una oposición como la del PP y su jauría mediática en España:

1- Ordenar el cierre de Guantánamo, prohibir la tortura y las cárceles secretas

Obama ha decidido excarcelar a los terroristas de Al Qaeda y ha paralizado la lucha contra ellos para facilitarles la reorganización y darles un balón de oxígeno, como parte de su proceso de rendición para entregarles Navarra (o Wisconsin, en este caso), y para humillar a las víctimas, así que convoquemos una manifestación contra él.

2- Levantar el veto a las ONG que defienden el aborto

Obama quiere destruir la familia y promover el aborto como un nuevo deporte, para triturar fetos alegremente como todos hemos podido ver por televisión, que es algo que nos sonroja tós.

3- Permitir la investigación con células madre

Obama quiere promover el exterminio masivo de embriones para hacerse con ellos estofados o empanadas, tras pasarlos por la trituradora, como todos hemos podido ver por televisión.

4- Tender la mano al mundo islámico

Obama quiere rendirse a la Etabatasuna… digooo, a Al Qaeda, Hamás y el régimen iraní, entregarles Navarra, o Wisconsin, o yo que sé, y en general romper EEUU, regalarle Florida a Fidel Castro e implantar la ley islámica en el resto de EEUU, incluyendo el burka y la ablación. Va a haber que convocar una manifestación contra él.

5- Defender el papel de los sindicatos y restaurar parte de sus derechos

Obama va a destruir la libertad y suprimir la flexibilidad del mercado de trabajo, sometiendo a los pobres empresarios a la opresión de unas bandas de vagos que les van a chupar la sangre, lo que va a arruinar la economía, crear paro, aumentar el déficit, vaciar las arcas del estado y favorecer la vagancia, la ocupación ilegal de fábricas y la quema de iglesias.

6- Promover una ley por la igualdad salarial entre mujeres y hombres

Obama quiere imponer la igualdad de sexos por decreto y cuotas, acabando de manera liberticida con el valor del mérito personal, imponiendo ataduras para las empresas, creando una injusticia con respecto a los hombres y destruyendo la libertad, también.

7- Financiar un programa de ayudas que dará cobertura médica a cinco millones de niños estadounidenses sin seguro

Obama va a poner en marcha una medida demagógica y electoralista que arruinará las arcas del estado y dilapidará irresponsablemente la gran herencia económica recibida del Partido Popu... digo Republicano, sin crear verdadero beneficio para los ciudadanos. Además, con estas medidas populistas pretende distraer la atención de los temas que realmente le preocupan a los estadounidenses, como son los fetos triturados que todos hemos podido ver por televisión y el proceso de rendición y venta de Wisconsin a Al Qaeda.


Sé que la mitad de lo dicho (o qué coño, el total) son idas de olla sin ningún fundamento para asustar a las viejas, pero es así como ha construido su labor de oposición la derecha española (política y mediática) durante los últimos años (y ya van 5).

Aunque no creo que esas medidas de Obama (algunas tan similares a algunas de Zapatero en España, como es fácil ver) provoquen esas críticas en el PP: como todos sabemos, los del PP han sido seguidores y partidarios de Barack Obama de los de toda la vida, nunca han sido amigos de Bush y Oceanía nunca ha estado en guerra con Eurasia.

Es más, Mariano Rajoy, como la “fashion victim” de la política que es, ha dado un nuevo giro de veleta y ahora se apunta a ser “el Obama español”. Pero aunque la mona se vista de seda

 
Dejen a nuestros ancianos tranquilos
19A-lomojó