jueves, 25 de diciembre de 2008

Cuento de Navidad en 2008

Me encontré, hace pocos días, con un conocido (que no amigo), uno de esos españoles "de bien", católico de derechas, como dicen que Dios manda. Tras un par de protocolarios saludos y comentarios de "¿qué tal?" y todo eso, hablamos sobre los estresantes preparativos de la Nochebuena y la compra de regalos. Él, que conoce un poco de qué pies cojeo, debió ver una oportunidad para joder una conversación hasta ese momento cordial: me miró con mirada inquisitiva, y con bastante sorna me preguntó:

- Y tú, que eres tan ateo, ¿a qué viene que celebres la Navidad?

"¡Hala, carallo!", pensé. No era la primera vez que me encontraba ante esa pregunta, así que no me pilló desprevenido. Me paré unos segundos para recopilar las respuestas y argumentos, ponerlos en orden y estructurarlos en un discurso adecuado.

Pensé en decirle, para empezar, que en mi casa siempre hemos celebrado la Navidad sin necesidad de rezos ni misas, porque aunque vengo de una familia católica siempre hemos visto estas fechas, ante todo, como una ocasión para reunirse toda la familia, compartir una buena cena, intercambiar regalos y pasar un buen rato en compañía de seres queridos. Y que la noche del 24 de Diciembre era un momento tan bueno como cualquier otro, pero teniendo en cuenta que el mundo en que vivimos tiene esa fecha fijada para esa clase de celebración entrañable y familiar (los usacas prefieren Acción de Gracias, miratú), pues así lo hacíamos, porque es la costumbre de la familia y participar en la cena de Nochebuena no perturbaba mis no-creencias ateas, porque también iba a bodas por la Iglesia de amigos y parientes sin que eso me incomodara.

Pensé también en decirle que la Navidad tiene mucho más contenido de tradición cultural que de celebración religiosa, que ya los romanos celebraban algo en estas fechas, que las tradiciones navideñas están repletas de elementos paganos (sin ir más lejos el árbol - en mi casa siempre hemos sido más de árbol que de belén, aunque desde hace pocos años ponemos las dos cosas, porque el belén casa bastante bien con la afición de mi padre por las maquetas y las manualidades), y que ya que todo un planeta se ponía de acuerdo para celebrar una tradición cultural de raíz religiosa pues qué bien, y que aunque ya no se creyera en esa religión la cultura asociada a ella tiene valor por sí misma, porque también puedo admirarme y disfrutar de la belleza y grandiosidad de una catedral, por ejemplo, o de una pagoda de la India, sin ser creyente.

Pensé también en explicarle que uno no necesita ser católico, ni siquiera cristiano, para entender y sentir el "espíritu navideño", pues por más que a los creyentes no les entre en la cabeza, uno puede ser "bueno", perfectamente ético y moral, sin tener ninguna fe religiosa, y que la moral cristiana, al igual que la mayoría de morales religiosas, se fundamenta en la máxima "ama al prójimo como a tí mismo", y que ahí no se menciona para nada a ningún Dios, ni ningún niño divino nacido de una virgen, ni ningún dogma de fe, porque la moral y los dogmas son cosas distintas aunque a los curas les guste mezclarlas, y que por eso un ateo puede experimentar igualmente sentimientos de solidaridad, piedad, compasión y respeto por sus semejantes, aunque no crea ni en Dios ni en el alma inmortal ni en el castigo del infierno.

Todo esto estaba yo pensando cuando ví la cara complaciente de mi interlocutor, que a la espera de mi respuesta esbozaba una sonrillisa sarcástica, como diciendo que como soy ateo, de algún modo (a su entender, claro) no tengo derecho a celebrar la Navidad y que si lo hago debo ser un incoherente, un hipócrita o algo por el estilo. Así que, para no hacerle esperar más, devolví todos los argumentos anteriores al cajón y le respondí escuetamente, con la misma sonrisilla que él me mostraba:

- Pues yo celebro la Navidad básicamente porque me sale de los cojones.

(y felices fiestas para todos, seáis ateos, católicos o mediopensionistas)

6 comentarios:

Fet dijo...

Feliz hannukah.

Small Blue Thing dijo...

Si es que a buen entendedor...

¿O se creerán estos que son de la SGAE y que tienen copyright sobre Jesús y María (la paz sea con ellos)? Yo, que durante más de una década no creí en Dios, la celebraba con amor todos los años. Estoy incluso dispuesta a pagar el canon, si procede. Aunque sólo sea para verlo disputado entre católicos romanos, católicos bizantinos, armenios, coptos, ortodoxos griegos, ortodoxos rusos, luteranos, forzudos, evangélicos baptistas, pentecostales, anabaptistas, de Filadelfia, anglicanos, calvinistas, renacidos, asamblearios de Dios, episcopalianos, presbiterianos, metodistas, reformistas, adventistas del Séptimo Día, mormones, brethernianos y Testigos de Jehová, que no reconocen la Navidad pero reclamarán el cobro. Amish, menonnitas y cuáqueros se abstendrán y condenarán públicamente la melée.

Nada, que Navidad Mubarak.

PePe dijo...

¿Los miembros del Sabbat también pedirán canon, aunque adoren a Caín? Que como no les demos su parte, ellos son capaces de matarnos a todos... o de hacernos algo mucho peor.

Excelente contestación al gilipollas "de bien", por cierto. Feliz Navidad.

Anónimo dijo...

Felices fiestas, Darth!

Has hecho otra gran labor de psicopedagogía aplicada.

Tercera Opinión dijo...

Me quedo con la idea que lanzas de que parece que tengas que ser de alguna religión para ser una buena persona. Cuando la religión es lo que más daño ha hecho a la humanidad.

Buen post. Te invito a leer mi post de esta semana que va del mismo tema.

Un saludo.

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http://www.terceraopinion.net

Anónimo dijo...

¡Dí que sí! ¡Con un par! Yo no lo hubiera podido explicar mejor.

Me ha encantado :)
Un saludo!

 
Dejen a nuestros ancianos tranquilos
19A-lomojó