martes, 21 de abril de 2009

Refrito postelectoral a la gallega (I)

Bien, tras otro largo parón bloguero, vuelvo aquí para actualizar esto un poco. A veces da pereza, la verdad: como decía Albert Monteys en el suyo, a menudo uno se ve obligado a escoger entre duras disyuntivas: ¿me voy al cine o actualizo el blog? ¿me marcho de viaje o actualizo el blog? ¿me toco los cojones o actualizo el blog? En mi caso, lo de actualizar el blog siempre pierde: o cojo un post con muchas ganas, o nada. No sé si como bloguero seré bueno o malo (o peor), pero desde luego vago lo soy un rato.

Antes de continuar con mis paridas es casi obligado que hable algo de los resultados de las elecciones gallegas, ya que hablé de ello antes del 1 de Marzo. Ya sé que han pasado siete semanas, pero como el nuevo Presidente de la Xunta acaba de tomar posesión creo que es buen momento (ya que durante esas siete semanas me he estado tocando los cojones en lo que a bloguear se refiere). Lo que viene a continuación es un refritillo postelectoral de mis comentarios, en las semanas posteriores a las elecciones, en Escolar.net y alguno en Xornal.com. El resultado es un “texto refundido” algo chapucero, adobado con alguna cosilla que he copiado miserablemente de otros o que se me ha ocurrido ahora sobre la marcha.

Para evitar esos post kilométricos que siempre me salen voy a dividirlo en varias partes, que iré publicando a lo largo de esta semana. Debería haberlos ido publicando a lo largo de las últimas semanas, pero es que entre actualizar el blog y tocarme los cojones…

La mierda de campaña de la izquierda y la basura de campaña de la derecha

(a una pregunta sobre el asunto del Audi de Touriño o el coste de sus sillones):
Creo que deberíamos parar de hablar de esto
Alberto Núñez Feijoo, tras ganar unas elecciones hablando de esto.

Pocos días después del 1 de Marzo preguntaban en la SER a un periodista de ABC si le parecía bien esta declaración de Feijoo. El plumilla abecedario, coherente con su línea, respondió que sí, que le parecía bien cerrar el tema. Que tocaba darle un margen de confianza al nuevo Gobierno y hablar sobre sus logros y fracasos en la tarea de gobernante.

Viniendo del ABC esa respuesta tiene mucha guasa: el ABC no se pasó la campaña hablando precisamente de “los logros y fracasos en la tarea de gobernante” de Touriño, qué va. Podían haber hablado, entre otras cosas, de la protección de la costa frente a la especulación, los libros de texto gratis, el crecimiento de la economía gallega sobre la media y el aumento del paro bajo la media como logros, y su descontrol del lado nacionalista del gabinete, el follón del concurso eólico y los retrasos en obras como fracasos. Pero no. El ABC fue uno de los medios que con más entusiasmo y dedicación centró la campaña en el coche, las sillas o el despacho de Touriño (no voy a perder el tiempo recordando los infundios del ABC y refutándolos, simplemente remito a vuesas mercedes a este gran artículo de Ciencias y Cosas, y a este comentario de su autor Andrés Rodríguez en lo de Escolar, que lo resume).

Y la prensa supuestamente progresista no actuó mejor, sino al contrario. A El País y otros medios de PRISA sólo les interesaba hablar de Obama y de Penélope Cruz, y cuando trataban la campaña gallega, lo hacían a remolque de la agenda marcada por los medios de derechas. Por no perder el paso se hicieron eco de todos y cada uno de los bulos lanzados por el ABC, sin ocuparse de desmontarlos como merecían (y no era difícil hacerlo). Lo llevo diciendo hace tiempo: en su nueva política de equidistancia papanatas, El País considera que responder es “rebajarse al juego sucio”. Ha renunciado a denunciar las malas artes y engaños de la derecha y a fiscalizar sus promesas, porque desde que son un “periódico global en español” se creen por encima de esas minucias. Ellos a hablar de Obama y de los Oscars. Y luego se preguntarán por qué bajan las ventas

Touriño subido en un pedestal… para recibir tomatazos

Pero no fueron los únicos: por decirlo rápidamente, Touriño palmó por ingenuo y pretender hacer una campaña “de buen rollo” cuando desde el otro lado tiraban con obuses: “no vamos a rebajarnos a ese nivel” era su consigna de campaña. Desde un pedestal de “dignidad” renunció a mancharse las manos y permitió que los PPedrOjetes de la vida dominaran la información y el cotarro. Por ir de “dignos” te acaban comiendo, y para demostrarlo ahí está Touriño con su “siguiente pregunta”: creía transmitir un mensaje de seriedad, y transmitió uno de arrogancia. Sólo después de haber sido derrotado reaccionó como debería haber hecho, pero como decimos en Galicia, “tarde piaches!”.

Se supone que Touriño pensaba que la gente se iba a informar bien (no, desde luego, gracias a los medios presuntamente “progresistas”) y no iba a prestar atención a esa clase de mensajes. Y la cagó espectacularmente (aunque la negativa de Feijoo a debatir también contribuyó lo suyo): puedo atestiguar que todas y cada una de las conversaciones sobre la campaña a las que asistí estuvieron monopolizadas por esas chorradas del coche de éste, el despacho de aquél, el chalet del otro… Es asombrosa la falta de sintonía entre Touriño (y su equipo, y el del PSOE, dicho sea de paso) con lo que se suele llamar “el sentir de la calle”. En el país en el que triunfan “Aquí hay tomate” y “Salsa Rosa”, Touriño hizo una campaña para los que sólo ven los documentales de La 2. Y he ahí el resultado.

Pero ¿tan nefastos fueron?

Hay algún análisis interesante del día después de las elecciones, como éste de Suso de Toro con el que coincido en líneas generales. En la Galicia del Bipartito ha habido demasiada foto de Quintana inaugurando cosas y llenándolo todo de carteles de “Vicepresidencia” y Touriño ha actuado como una especie de Reina Madre de la Xunta. Ahora bien: me parece un poco raro que ahora de golpe tooodo el mundo vea con tanto claridad los grandes errores del bipartito. Lo que pasa es que a la luz de la derrota, lo que antes eran “ciertos defectillos” ahora se han convertido en “cagadas monumentales y estúpidas”.

Extrapoladas a unas Elecciones Autonómicas, tanto las Municipales de 2007 como las Generales de 2008 (poco menos de un año antes de las autonómicas) habrían dado una reedición del Bipartito, con incluso una bajada del PP. El Bipartito no era tan incompetente, despilfarrador, desunido y arrogante como se lo ha querido pintar y su gestión era bastante buena. Pero desde entonces ha caído sobre nosotros la crisis, y las crisis siempre desgastan al que manda, sea quien sea y haga lo que haga. En mi opinión aquí lo que más ha pesado en las elecciones ha sido la crisis, aunque, hay que decirlo, en Galicia ha golpeado menos: más crecimiento económico en su momento y menos subida del paro después.

Pero esa crisis (menor que la media), convenientemente explotada, ha difundido una sensación de pánico injustificada (Galicia no vive del ladrillo como otros lugares de España), lo que unido a la campaña de insidias de la derecha, y combinado con la pésima campaña de Touriño (dejando pasar todas las calumnias desde lo alto de un pedestal aristocrático), ha generado una ola de desencanto que ha apeado al bipartito, haciendo que sus votantes se decantaran por opciones minoritarias, a modo de “voto de protesta” (para mucha gente el Bipartito defraudó por quedarse corto – yo, por ejemplo, hubiera preferido que a la “Cidade da Cultura” le pusieran un barreno y la echaran abajo, en lugar de intentar “reconducir el proyecto”). Y sobre todo, al final resultó que el “voto oculto” era para el PP: la "falta de sintonía con la calle" de la que hablé antes.

¿Vuelco? No, desplazamiento ligero (pero suficiente)

Pero no debemos llevarnos a engaño con la victoria de Feijoo: mirando los números, tampoco ha habido un vuelco acojonante en favor del PP. Simplemente ha pasado UN escaño del BNG al PP, e incluso los socialistas han subido en mi tierra de Ourense. De hecho, entre el PSdeG-PSOE y el BNG siguen sumando MÁS votos que el PP: la oposición cuenta con más respaldo electoral que el gobierno, caso que antes no se daba y que Feijoo debe tener en cuenta. Como decían en su momento Zapatero o Joan Laporta, “no estamos tan mal”.

La oposición de Feijoo ha sido inoperante hasta hace menos de un año y cuando se han puesto las pilas no lo ha hecho con propuestas, sino con la campaña garbancera de demagogia barata de la que tanto se ha hablado. Se dice en los medios que Feijoo ha ganado porque ha “renovado” el PP gallego, pero no es así. La “renovación” se ha limitado a “cambiar la jeta del que sale en los carteles electorales”; fuera de eso, en Ourense no se han renovado ni los calzoncillos (el feudo de Baltar sigue igual que hace cuatro años y que hace ocho), en Pontevedra continúa Louzán y si no están Cacharro ni Cuíña es porque al primero lo derrotaron en las urnas y el segundo falleció prematuramente. No ha sido la “renovación” lo que le ha dado la victoria (si acaso, la renovación la tendrá que hacer ahora). Y es por esto y lo anterior por lo que pienso que estas elecciones, más que ganarlas Feijoo, las han perdido Touriño y Quintana.

Muchos fanboys peperos están eufóricos pensando que han tomado Constantinopla, que “han arrasado” y que pueden hacer de su capa un sayo a partir de ahora. Se frotan las manos pensando en demoler minuciosamente toda la obra del Bipartito, con la idea de que “Galicia es suya” (“Galicia ha vuelto a su estado natural”, ha dicho Fraga, asumiendo que existe una especie de derecho divino del PP a gobernar Galicia – aunque Fraga ya está muy p’allá). Pero mucho se equivocará Feijoo si asume esas actitudes. Su discurso de investidura ha estado lleno de llamadas al consenso, ofertas de diálogo y el tópico de “ser presidente de todos”, pero eso es lo que dicen todos y está muy manido. Será cuando empiece a actuar cuando se pueda comprobar su actitud y si realmente quiere ser “presidente de todos los gallegos”, porque con mayoría absoluta, aún por los pelos, la tentación de imponer el rodillo (sobre todo en el PP) es muy fuerte.

(continuará)

1 comentario:

Arnau dijo...

En España el cuarto poder arrasa. En Galicia, desafortunadamente, hemos visto que también.

 
Dejen a nuestros ancianos tranquilos
19A-lomojó