jueves, 10 de diciembre de 2009

Sigue la polémica sobre los símbolos en las aulas

El debate se ha instalado en torno al Colegio Montes del Valle, centro escolar de infantil y primaria de la ciudad de Burgos. El motivo es la retirada de los escudos del Real Madrid CF que presiden las aulas del centro. Desde que hace un año un padre solicitó al centro que se retiraran, la polémica entre los que apoyan la retirada y los que defienden la permanencia no ha cesado.

Los emblemas madridistas, tallados en madera y colgados sobre las pizarras, permanecen en las aulas desde que el colegio fue abierto en 1989: "aquella era la época de la Quinta del Buitre, la época dorada de las cinco ligas seguidas, y todo el mundo estaba entusiasmado con el Madrid. Colocar los escudos en las clases era lo más normal y todo el mundo estaba a favor", recuerda Saturnino, el conserje. También recuerda que en los primeros años se cantaba el himno del Real Madrid todos los días, al empezar las clases: "Luego se dejó de hacer, no recuerdo muy bien por qué. Supongo que habría algún niño del Barça, o algún profesor pensaba que cantar el himno ya era mucho, que esto tampoco es el Bernabeu... pero los escudos se han mantenido porque son la tradición, y bien bonitos que están ahí", comenta Saturnino, que no entiende por qué se deberían retirar.



"Es inaceptable que el colegio exhiba un símbolo tan partidista ahí, presidiendo la clase; es una falta de respeto para los que somos del Barça", afirma Ricardo R., el padre que inició la disputa. Ricardo pidió al director del centro que se retirara ese símbolo "para no ofender a otras sensibilidades". Sin embargo, no todos están de acuerdo y la polémica se ha instalado en el colegio.

"En este barrio hemos sido todos del Madrid de toda la vida", sostiene Encarna, madre de tres alumnos. Aunque Encarna se confiesa madridista no practicante ("nunca veo el fútbol en la tele, pero soy del Madrid de siempre"), cree que el madridismo es un rasgo cultural fundamental del colegio y del barrio: "ese señor [Ricardo] vino hace dos años de Zaragoza y nos viene con imposiciones. Ojo, que a mí si él es del Barça yo lo respeto, que yo no tengo nada en contra de esa gente, que en mi calle viven dos familias del Barça y nos llevamos muy bien... pero tienen que integrarse en nuestra sociedad y aceptar nuestra cultura. Y el escudo del Madrid en la clase es una cosa de toda la vida que tienen que aceptar", argumenta Encarna ante gestos aprobatorios de la concurrencia.

"Si a alguien no le gusta que se vaya a Barcelona", tercia José Manuel, otro padre que se opone a la retirada del escudo: "Y esos que tanta escandalera montan por un escudo de nada que se vayan a montar follón a Cataluña, que seguro que allí tienen el escudo y la bandera del Barça, y está prohibido ser del Madrid y no puedes hablar español, que lo he oído en la radio. Pero con esos no se atreven". Encarna retoma la palabra: "Además, eso no ofende ni molesta a nadie: a ver, ¿qué tiene de malo que haya un escudo del Real Madrid? ¿A quién le puede molestar sólo por estar ahí en la pared? Que alguien me lo explique porque yo no lo veo", añade.

Algunos sí lo ven: la retirada de los escudos madridistas de las aulas cuenta con el apoyo de algunos otros padres y de varios colectivos sociales y políticos. El concejal del PSOE Leonardo Rubio apoya sin fisuras la retirada: "No es de recibo que en un estado democrático y neutral en materia futbolística las aulas de un centro de enseñanza estén presididas por el escudo de un equipo concreto", argumenta. Preguntado sobre si él es del Madrid o de otro equipo, responde: "Es que esto no es una cuestión sobre si uno es de este equipo o de otro, que a mí el fútbol me da igual; es una cuestión de principios", explica; "el aula es un espacio educativo que es de todos, y ser del Madrid, del Barça o del Betis es una opción personal. Lo que no puede ser es que los niños, en las aulas, tengan que ver el escudo de un equipo presidiendo las clases, diciéndoles que ser de ese equipo es lo "ortodoxo" y que si eres de otro, o simplemente pasas del fútbol, ya no eres del grupo, sino un "rarito". Es discriminatorio e incompatible con lo que debe ser un colegio, un sitio de todos y para todos, independientemente de que les guste el Real Madrid, el Atleti, o que prefieran el tenis".

Ante la observación de que una muy amplia mayoría de padres y alumnos del centro son madridistas, Rubio insiste: "Repito que es una cuestión de principios, de principios básicos en un estado democrático y de derecho. Como si el 100% de alumnos, profesores y padres son madridistas furibundos: la escuela no es el lugar apropiado, y mucho menos se puede poner el escudo del equipo en el lugar de honor del aula, ideologizando el centro. Y quiero subrayar eso: el escudo presidiendo el aula en un lugar de honor. Yo también puedo ser del Real Madrid como el que más, pero no considero que eso me dé derecho a convertir el colegio, que repito que es un lugar para la convivencia de todos, en un púlpito del madridismo; el colegio no está para eso. Esas cosas tienen su momento y su lugar: en las casas, en las peñas, en los estadios, en los bares cuando se van a ver los partidos..."

En la AMPA no opinan lo mismo: "¿No estamos en una democracia?", afirma Antonio J., su presidente; "Pues el tema fue llevado a la asociación de padres y lo votamos, y se decidió por amplísima mayoría que los escudos del Real Madrid debían seguir", sentencia. "El 99,9% de los alumnos y los padres de este colegio son del Real Madrid, yo mismo me considero muy madridista, y tienen que respetar nuestras creencias y los sentimientos de la mayoría. No tenemos por qué plegarnos por una exigencia de unos pocos: hay que respetar el sentir mayoritario. Quitar los escudos del Real Madrid de nuestro colegio es antidemocrático".

La dirección del centro prefiere no pronunciarse y se remite a lo que decida la Consejería de Educación. Sin embargo, la Consejería tiene el asunto parado y da largas ante nuestras preguntas: "Se está estudiando", responden, aunque entre el profesorado y los padres circulan rumores de que dejarán en manos de cada centro la decisión. "Se quieren lavar las manos", interpreta Ignacio H., otro padre que pide la retirada; "Lo que pasa es que en la Junta son todos muy merengones y si por ellos fuera pondrían escudos del Madrid en todas las aulas y también en los ambulatorios. Saben que la razón está de nuestra parte, pero prefieren ganar tiempo o pasarle el muerto a otro porque realmente no quieren retirar los escudos, o no se atreven". Ignacio asegura que están dispuestos a ir a la vía judicial si es necesario.

César F. es uno de los profesores; concretamente imparte educación física y es secretario de una de las varias peñas madridistas del barrio. Y se muestra disgustado por todo este asunto: "Los escudos del Real Madrid en nuestras aulas son una parte inseparable de nuestra historia y nuestra cultura, sin ellos no seríamos lo que somos", explica; "El Real Madrid es importantísimo en nuestra comunidad y nos ha dado muchas alegrías y emociones; además ha hecho una gran labor por estos niños: muchos han ido de excursión a verlo jugar y alguno de ellos ha entrado en la cantera del Madrid". César cree que la pretensión de retirar los escudos es una muestra de intolerancia futbolística: "Yo tampoco entiendo cómo puede molestar tanto ese escudo en la clase, porque que esté ahí no te obliga a ser del Madrid. Ése escudo no ofende ni impone ni nada de lo que se ha dicho. En cambio éstos [los que piden la retirada] quieren recortar la libertad de expresión y de pensamiento de los demás, al querer privarnos de la visión del símbolo básico de nuestra afición".

César también defiende los valores educativos que simboliza el emblema, al tiempo que niega que su presencia en las aulas sea un acto de partidismo: "el escudo del Real Madrid no es para nada un símbolo partidista, sino que es un signo cultural universal que encierra muchos valores. Ese escudo significa esfuerzo, superación, trabajo en equipo, compañerismo, fraternidad, historia, honor... un montón de cosas buenas que es bueno que los niños conozcan y aprendan. No podemos borrar nuestra historia y nuestra cultura por la falta de tolerancia de unos pocos. Sólo pedimos que respeten nuestra libertad y sean un poco más tolerantes: nosotros tampoco prohibimos que un niño venga con un plumier o un llavero del Barça, incluso si quiere puede venir con la camiseta azulgrana puesta. Entonces ¿por qué la toman con el escudo del Real Madrid de la clase?".

Mientras se espera la resolución del debate, la polémica ha llegado al Ayuntamiento, donde el concejal socialista Rubio presentó una moción al respecto, pidiendo la retirada de símbolos de equipos de fútbol de las aulas. Inmediatamente se encontró con el rechazo absoluto del Partido Popular: "¿Qué será lo próximo?", afirmó la concejala del PP Lola Sáenz; "¿Prohibir que los niños lleven la camiseta del Real Madrid? ¿Prohibirles ver los partidos por la tele? ¿Suprimir el fútbol del patio del colegio? Esta ofensiva de talibanismo antifútbol del PSOE es un ataque frontal a las libertades y los derechos de los ciudadanos, una muestra más del régimen totalitario al que nos lleva el señor Zapatero".

Mientras, los escudos de la discordia siguen contemplando impasibles a los escolares desde encima de la pizarra. No saben si seguirán o tendrán que ir a un trastero.

viernes, 27 de noviembre de 2009

"... pero que no lo llamen nación"

Anda el gallinero alborotado por la noticia de portada de El País del domingo pasado y el editorial conjunto de 12 diarios catalanes de ayer, en respuesta a lo que contaba El País. Personalmente suscribo plenamente ese editorial, excepto el título ("La dignidad de Catalunya"), que me parece que se pasa de efectista. Aunque más efectistas son las respuestas airadas a ese editorial, acusándolo de pretender "presionar al Constitucional", y más viniendo de quien vienen (los mismos medios madrileños que desde hace años presionan al Constitucional, al Supremo, al Congreso, al Gobierno, a la oposición... creyendo que España es suya).

Pero no hubiera habido editorial si no hubiera saltado la alarma con lo publicado por El País. Al parecer (tengamos presente que se trata de una información un pelín cogida con pinzas) el Tribunal Constitucional pretende darle un buen tajo al Estatuto de Cataluña. Habría artículos anulados o interpretados por todo el texto, aunque las principales objeciones se centrarían en el preámbulo y el título preliminar, que hablan de la identidad y definición de Cataluña.

Considero que si hay cosas en el Estatuto que contradigan la Constitución es legítimo que se adapten o anulen, faltaría más, especialmente en lo tocante a derechos, competencias, financiación, arquitectura institucional... vamos, la "chicha", la parte normativa, lo que afecta al día a día. ¿Que se declara inconstitucional la obligación de conocer el catalán? Me parecería injusto, pero la Constitución está hecha así (aunque creo que en este aspecto debería ser reformada: actualmente impone la obligación de conocer el castellano, pero eso es otra historia que deberá ser contada en otra ocasión). ¿Que la organización del poder judicial en Cataluña no encaja con la estatal? Se puede ajustar.

Pero los temas identitarios, con ser los que menos afectan al día a día, son los que más afectan a cosas más vaporosas, pero no baladíes, como los sentimientos, el amor propio, el honor y muchas cosas con las que hay que andarse con pies de plomo. Podrán podarse todos los demás artículos sin cabrear demasiado al personal; pero un tajo a las cuestiones identitarias puede ser considerado una ofensa, un "ataque a Catalunya" y una provocación gratuita que sólo traerá crispación y desafección por "España". Ante este asunto, el Tribunal Constitucional debería ser especialmente cuidadoso y aparcar cualquier talibanismo.

Por ello me voy a centrar en la cuestión que yo creo crucial (aunque parezca, y probablemente sea, una chorrada): la definición de Cataluña como nación, que la derecha pretende suprimir. Lo que pretendo argumentar en este largo artículo que nadie va a leer se resume como:

1º: la definición de Cataluña como nación SÍ cabe en la Constitución,

2º: la obsesión de la derecha por suprimirla es fruto de un nacionalismo español excluyente obsesionado por borrar la pluralidad de España, y

3º: la intransigencia de la derecha en este asunto va contra el espíritu de la Constitución, por más que pretendan escudarse en ella.

Vamos allá, y que sea leve.

Por qué la Constitución reconoce implícitamente a España como nación de naciones...

En mi opinión, con la palabra "nación" estamos ante la misma gilipollez pepera de “me parece bien que los maric... los homosexuales se casen, pero que no lo llamen matrimonio”. En este caso, al PP le parece muy bien la palabra “nacionalidad”, que viene en la Constitución:

Artículo 2º: La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.

Pero ¿qué coño es eso de “nacionalidades” de lo que habla la Constitución?

Pues un apaño que se hizo en su momento para reconocer la plurinacionalidad de España sin decir que hay “naciones”, no fuera a ser que algún militroncho facha se cabreara y diera un golpe. Hubo un debate del copón, ya entonces: se propuso “naciones”, “países”, “pueblos”, sólo “regiones”... al final se recurrió a “nacionalidades”, que en el diccionario de entonces no era sino “condición y carácter peculiar de los pueblos e individuos de una nación” (DRAE 1970). En definitiva, la Constitución introdujo la plurinacionalidad “sin pasarse”, con un eufemismo cursi para que el texto resultase ambiguo (como casi todo su texto): “nacionalidades de España” es a “naciones de España” como “pompis” es a “culo”.

¿Que no? Bueno, basta con leer ciertas opiniones autorizadas: nada menos que las de los que redactaron la Constitución, que ya en el mismo proceso de elaboración del texto explicaron claramente qué querían decir con "nacionalidades":

Se define, en consecuencia, que España es una nación de naciones, y éste es un término que no es extraño en nuestra reflexión política y teórica como han demostrado algunos historiadores.
Jordi Solé Tura, 4 de Julio de 1978

Nación de naciones es un concepto nuevo, es un concepto -se dice- que no figura en otros Estados o que no figura en otras realidades, quizá sí; pero es que, señores, ayer ya se decía que nosotros tendremos que innovar.
Miquel Roca Junyent, 12 de Mayo de 1978

Primero, nosotros hemos dicho en Comisión, y lo afirmamos de nuevo aquí, que el término «nacionalidad» es un término sinónimo de nación, y por eso hemos hablado de España como nación de naciones.
Gregorio Peces-Barba Martínez, 4 de Julio de 1978

Y no es el momento de volver sobre el hecho indiscutible de que nación y nacionalidad es lo mismo.
Manuel Fraga Iribarne, 5 de Mayo de 1978

Esos cuatro señores de arriba fueron ponentes redactores de la Constitución, y todas las citas están fusiladas de la Wikipedia, que las documenta nada menos que en el diario de sesiones del Congreso, en pleno debate constitucional, en 1978. Esas actas del debate parlamentario son realmente instructivas: Mariano Rajoy debería echarles un vistazo para entender por qué el concepto "nación" es "discutido y discutible", en lugar de tanto aspaviento escandalizado y tanto rasgar de vestiduras, y para enterarse de qué significa eso de "consensos de la Transición" con los que tanto se llena la boca.

En ese debate se discute sobre qué significa nación, sobre la configuración de España como "nación de naciones" (naciones castellana, catalana, gallega y vasca, se llega a mencionar) y de cómo ello no es incompatible con la existencia de la nación española ni con su unidad. Se cita un ejemplo interesante: el Reino Unido. Allí, la nación inglesa, la galesa y la escocesa (lo de Irlanda del Norte es otra historia) conviven y se reconocen sin que nadie lo considere un peligro para la unidad británica (por algo juegan el Seis Naciones).

Ya en ese debate Manuel Fraga (y con él su partido) se oponía a la introducción del término "nacionalidades" en la Constitución, precisamente porque lo consideraba sinónimo de "nación" y no aceptaba la posibilidad de la "nación de naciones". Miquel Roca argumentaba que lo que modernamente se llama "nacionalidad" no es sino una nación que no tiene Estado propio, pero nación al fin y al cabo (aunque modernamente la costumbre ha reservado el uso de la palabra "nación" a los "estados-nación"). Finalmente, aun con la oposición de AP, el término se introdujo, se aprobó, se refrendó y aún hoy sigue vigente. Y sigue vigente con todos sus significados e interpretaciones, incluido el que permite que Cataluña (y también Galicia, y Euskadi, y Castilla...) se considere "nación" sin menoscabo de la unidad de España.

... y por qué algunos se niegan a reconocerlo

Desengañémonos: el “hecho nacional”, “realidad nacional”, “nacionalidad”, “carácter nacional” o como puñetas queramos llamarlo de Cataluña, Euskadi y Galicia dentro de España está asumido por prácticamente todo el mundo, incluido el PP (quitando a los cuatro friquis fachas como los que magistralmente parodia Fireside chats/La Brasa en Casa/etcétera en Escolar.net todos los días). Por más que podamos proclamar a los cuatro vientos que "España es una y no cincuenta y una" y que no hay más nación que España, sabemos que no es así y que la "uniformidad nacional de España" (por llamarlo de algún modo, en contraposición a la plurinacionalidad) es una quimera que el poder central ha perseguido sin éxito durante los últimos dos siglos (la prueba de ese fracaso es que aún hoy seguimos discutiendo el tema). No quisiera pasarme de pedante, pero es que esto ya lo decía Pi i Margall en "Las nacionalidades" (afirmando que España "tendía" a la federación de manera casi "natural"), y hasta un conservador centralista como Cánovas del Castillo definió a España como (cito de memoria) "un conjunto de pueblos unidos no por el amor, sino por la necesidad y el odio común a los judíos y los franceses".

Está tan asumido por todos que de vez en cuando a algún miembro del PP “se le escapa” (como la actual Presidenta del Parlamento de Galicia Pilar Rojo, que se refería al himno gallego como “nacional” - no creo que fuera tan "lapsus" como dicen). Hasta los fachas más furibundos están íntimamente convencidos de que “los catalanes” (léase con ese tono de desprecio del facha carpetovetónico típico), "catalinos", "catalufos", "catanazis"... son una gente aparte, o por lo menos no son “españoles como debe ser”. No es raro que los españolazos más radicales afirmen que los catalanes y los vascos "no son españoles" al tiempo que se niegan radicalmente a que dejen de serlo. No hay más que asomarse a sus foros para comprobarlo: hasta los nacionalistas españoles más nacionalistas asumen, aunque sea de manera negativa, esa plurinacionalidad, aunque no sean conscientes (o no quieran serlo).

¿Cual es el problema? El nacionalismo excluyente. No es difícil distinguir al nacionalista excluyente del que no lo es (lo que uno “diga que es” es poco fiable: como dice el Dr. House, “todo el mundo miente”): el nacionalista excluyente identifica “nación” con “estado” de manera biunívoca: toda nación debe tener su estado, y a cada estado le debe corresponder una nación (y sólo una). En la mayoría de los casos creo que esa idea (muy extendida) se debe a que no distinguen entre "estado" y "nación", pero de esa manera la posibilidad de un estado plurinacional queda excluida (o al menos no se "entiende"). Un “periférico” independentista que rechaza cualquier forma de integración en España es uno de ésos. El españolista que remacha con insistencia que “no hay más nación que España” es otro (ahí está la línea oficial del PP, la de UPyDance y el facherío en general). Toda esta neura con que el Estatuto catalán NO diga que Cataluña es una nación se basa en ese argumento.

En la extrema derecha (que rechaza las autonomías) o en UPyDance (que quiere eliminar la expresión “nacionalidades” de la Constitución) su postura tiene coherencia con su ideario y su praxis. Pero no es así en el caso del PP, al que lo de “nacionalidades” le parece cojonudo pero lo de “nación” le suena a palabrota. En este asunto, lo del PP no es más que un prejuicio, incluso podríamos llamarlo tabú supersticioso: el PP no puede aceptar la palabra “nación” por una especie de pudor absurdo que no se sostiene, si atendemos a lo que significa "nacionalidad" y cómo está en la Constitución.

Y el Tribunal Constitucional está repitiendo ese prejuicio: comentan que de la definición de Cataluña como nación “podría interpretarse como un derecho a la nacionalidad de los catalanes”. ¿Y con la propia palabra “nacionalidad”, que significa lo mismo, no pasa igual? Si les preocupa la “interpretación” (la interpretación del preámbulo, te cagas), deberían recordar que el Tribunal Constitucional, aparte de “declarar inconstitucional” y por ende anular frases y párrafos, tiene otra herramienta: la de definir cómo se ha de interpretar algo, sin necesidad de anularlo. Éste es el caso adecuado para aplicarla, y no la simple eliminación de un plumazo, que provocaría un problema mucho mayor.

Pero no, parece que debe ser anulado, eliminado, destruido. ¿Por qué? Pues porque al parecer lo de “nación” suena “demasiado fuerte” para sus castos oídos. En conclusión, al PP y sus seguidores les parece muy bien que Cataluña tenga rasgos de nacionalidad (la Constitución admite eso, por algo habla de “nacionalidades y regiones de España”); “pero que no lo llamen nación”

¿Tan peligrosa es la mención del preámbulo?

Mención aparte merece el hecho de que la palabra “nación” está en el PREÁMBULO, que no regula ni legisla NADA, y que dentro de éste es citada como un ANTECEDENTE de la elaboración de ese Estatuto, al simplemente recordar que el Parlamento de Cataluña, como representante que es de los catalanes, ha definido Cataluña como una “nación”. ¿Qué van a hacer, declarar inconstitucional el diario de sesiones del Parlamento catalán?

Esa intención de borrar algo que no es sino la mención de un hecho constatado (la declaración del Parlamento) tiene poco de asunto jurídico o constitucional y mucho de prejuicio y de obsesión por que “no hay más nación posible que España”. Nacionalismo excluyente, en este caso del español. Podrán coger la goma de borrar y ponerse a eliminar con obsesión neurótica cualquier palabra que suene parecida a nación (que como dije al principio, en nada afecta a los derechos ni competencias de nadie). Pero como dijo aquél, eppur si muove. Y como decía al principio, que Cataluña se denomine “nación” en el preámbulo de su Estatuto no va a afectar ni a los derechos, ni a las libertades, ni a la democracia, ni a las competencias, ni a la financiación, ni nasti de plasti. Cataluña puede ser considerada “nación” ¡y no pasa nada!

Por el contrario, excluir categóricamente la posibilidad de una nación catalana dentro de la nación española está dejando fuera a aquellos que se sienten miembros de ambas (que no son pocos) y obligándolos a “escoger”: “o mamá Catalunya o papá España”. Es lo que parece: un divorcio. Por no hablar de los efectos políticos: sería un ataque directo a una cuestión sentimental, no "regulable", que causaría una ofensa gratuita: el nacionalismo radical (el que es tan excluyente como el de los que quieren anular el Estatuto) se vería reforzado y avalado (“¿véis cómo España y Catalunya no son compatibles?”), y el nacionalismo moderado, el que cree en la integración, se radicalizaría. El escenario político y social no podría ser más nefasto. Algunos pretenden “corregir” un “exceso” nacionalista cometiendo el mismo exceso en sentido contrario, pero dos errores no hacen un acierto: España se puede “romper” de dos maneras: tirando hacia afuera o apretándola hacia adentro.

Cómo cargarse la Constitución pretendiendo "salvarla"

Una de las virtudes de la Constitución del 78 es que con su redacción ambigua permite interpretaciones amplias y margen de maniobra para adaptarse a la realidad del país. No hay nada más alejado del espíritu de esa Constitución que pretender convertirla en una Sagrada Escritura con una sola interpretación posible, rígida e incontestable. Reconocer a Cataluña, Euskadi o Galicia como naciones es “encajable”: basta con dejarse de paripés y pudores supersticiosos y admitir de una p... vez, sin tapujos, que “nacionalidades” significa lo que significa, lo que todos pensamos y que parece que sea obsceno decir.

Si los magistrados del Tribunal Constitucional (que por cierto, en este momento NO CUMPLE la Constitución, por su composición adulterada con tíos que deberían estar fuera hace ya dos años) se guían por prejuicios nacionalistas (de “estado=nación” por cojones), y ciertos medios y partidos se apuntan a considerar al Constitucional como una especie de Sumo Pontífice cuya palabra es infalible, estarán convirtiendo a la propia Constitución en algo que no es: un texto rígido e inflexible, con el que no se podrá identificar mucha gente, mucha más gente que nunca en sus 30 años de historia.

Porque empeñándose en eliminar lo de “nación” (que es ¡una mención en el preámbulo!) no sólo se cargarán el Estatuto Catalán de 2006: se habrán cargado también la Constitución Española de 1978.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Las comparaciones son odiosas

Hay que ver la seriedad, el rigor, el decoro y el respeto institucional que se gastan en el Congreso de los Estados Unidos. Hace unos días Obama pronunciaba un discurso defendiendo su reforma sanitaria. En un momento dado, un senador opositor interrumpió el discurso de Obama gritándole "¡MIENTES!"



Inmediatamente su conducta fue unánimemente afeada por políticos, medios y opinión pública, incluso por destacados miembros de su propio partido, y él mismo presentó también sus disculpas por comportamiento inapropiado. Finalmente el propio Congreso americano aprobó una resolución reprobando esa actitud. Vamos, que allí el respeto por las formas, las normas y la cortesía parlamentaria se lo toman realmente en serio, como corresponde a esas instancias.

Comparemos ahora este caso con la seriedad, el rigor, el decoro y el respeto institucional que se gastan en los parlamentos de otras latitudes:

lunes, 31 de agosto de 2009

Rajoy en acción

"Rajoy en acción" es el nombre del videoblog de nuestro entrañable jefe de la oposición. Es también el título que aparece al comenzar cada uno de los vídeos, que de vez en cuando saltan a los grandes medios, como éste último que traigo hoy.

Cuando veo empezar un vídeo con el título “Rajoy en acción”, la verdad es que espero encontrarme a Rajoy planteando propuestas para salir de la crisis, Rajoy efectuando agudos diagnósticos de la realidad actual, Rajoy ofreciendo soluciones para los problemas de los ciudadanos, Rajoy proponiendo pactos para que funcionen mejor las instituciones… vamos, esa clase de “acción” para la que se supone que le pagan.

¿Y qué nos encontramos? Pasen y vean:



Rajoy paseando por la playa, Rajoy hablando por la calle, Rajoy diciendo que la playa de A Lanzada es muy bonita, Rajoy diciendo que en vacaciones va a ir mucho a los chiringuitos, Rajoy diciendo que es bueno hacer ejercicio (y que alomojó el gobierno no hace ejercicio), Rajoy diciendo que alomojó nos cae un “corralito”, Rajoy diciendo que exige saber por qué la fiscalía persigue a corruptos del PP, Rajoy diciendo que A Lanzada es muy amplia y que el agua no está tan fría…

Y después de estas sustanciosas aportaciones de “hombre de Estado” Rajoy se preguntará por qué puñetas no mejora su valoración.

Bien, dicen que no acertar ni uno solo de los 14 encuentros de una quiniela también tiene cierto mérito, y los “méritos” de Rajoy son de ese tipo. Porque estamos en una crisis de la hostia y el gobierno tiene un lío monumental encima, pero ante tanto fallo del gobierno, Rajoy, en vez de alzarse como alternativa y solución, cada vez que asoma la jeta demuestra su absoluta nulidad. Es que manda carallo que con la que está cayendo, Rajoy siga a pesar de todo valorado por debajo de todos los ministros (excepto de la Sinde Scargas) y su partido a duras penas consiga asomar la nariz con un puntillo flojo (tras la cocina de los datos) por delante del PSOE.

Y eso que tiene de su lado el apoyo de toda la jauría mediática de la derecha y la atención permanente de todos los demás medios, lo que magnifica más aún su incompetencia. Si Cayo Lara, Rosa Díez o el líder del Partido Pirata tuvieran la mitad de “botafumeiro” mediático que tiene este señor estarían por delante en los sondeos con varios cuerpos de ventaja. Pero Rajoy, con todas las circunstancias en contra de su adversario y casi todo el poder fáctico a favor, con mucha suerte sólo puede sacar un empate técnico. La explicación está en vídeos como éste o declaraciones como la del “o no”: Rajoy es un cantamañanas al que no se puede tomar en serio, por más que se disfrace, y no es capaz de ofrecer una alternativa consistente por muchos vídeos que haga.

Creo que el único motivo por el que los del PP (y me refiero tanto al “aparato” como a los simpatizantes y votantes) siguen manteniendo a Rajoy al frente es la cabezonería y el orgullo mal entendido: mandarlo a su casa implicaría reconocer que durante casi seis años han estado siguiendo a un perfecto botarate creyendo que era un gran líder, y eso tampoco les deja a ellos en buen lugar. Pero en fin, sacarse una muela picada es doloroso, pero es necesario. Ellos sabrán hasta cuándo quieren seguir aguantando.

martes, 11 de agosto de 2009

Papanatismo e "Ciencia de Madrid"

(Este articulillo lo he escrito originalmente en gallego, y así lo voy a dejar y publicar. Es más, seguramente habrá más como éste: sirva como mi primera incursión en el "blogueo" en lengua gallega. Pero en consideración a mis dos o tres lectores y amigos blogueros, en su mayoría no gallegos, he añadido a continuación una traducción al castellano. Y como me consta que varios de ellos son madrileños, vaya por delante una aclaración que, a pesar de todo, creo que no es necesaria: cuando hablo de Madrid en este artículo hablo de esa imagen idealizada de Madrid que tienen los pijos y papanatas gallegos, no del Madrid real ni de los madrileños de verdad - salvo tal vez €$PP€ y los de su cuerda...)

Unha das características máis habituais do pijerío (e dos papanatas en xeral) de Galicia é a súa fascinación supersticiosa por Madrid.


Madrid é o máis, Madrid é a hostia, Madrid é Madrid, casi nada. A capital, a proximidade ó poder e á alta sociedade máis chic fan que para gran número de papanatas galegos Madrid teña esa clase, ese nivel, ese prestixio que fai máis digno de gabarse o feito de ter un fillo traballando de conserxe en Madrid que telo de médico en Lugo. De feito, ir estudiar unha carreira a Madrid, en lugar de estudiar a mesma carreira en Galicia, sempre é interpretado como que se vai a unha mellor universidade ou que se é demasiado bo estudiante como para quedarse en Galicia (ainda que habitualmente o motivo é que non chegaba a nota…)


¿Galicia? Un lugar pobre, atrasado e sen categoría, pensan os papanatas; Madrid en cambio ten glamour. Irse a Madrid, simplemente de viaxe ou de visita, parece que da unha especie de categoría superior, unha comunión mística co poder e a sofisticación. E se coñeces Madrid ou vives alá, non che digo nada. Non hai en Galicia un señoritingo, un pijo ou unha Jloria Lajo da vida que non presuma dos seus paseos na capital polas mesmas rúas que a crème, das súas visitas ós comercios madrileños (sexa Loewe, o Corte Inglés ou un Ikea) e do seu perfecto castejano sen acentiño aprendido nos madriles.


Con razón na Junta de Galicia parecen non acabar de ver con malos ollos (no mellor dos casos) que Caixa Galicia sexa absorbida por Caja Madrid: anda que non fardaremos os galleguiños cando vaiamos pagar no Corte Inglés coa nosa tarxeta de Cajamadrí, que no te es cualquier cosa, ¿y luegho? Tamén están dispostos a anular o concurso eólico para poder adxudicar os megavatios ás grandes empresas de Madrid, que levarán os beneficios a Madrid e tributarán en Madrid, para que logo Esperanza Aguirre saque peito dicindo que, gracias a ela, Madrid é a “locomotora económica” de España. Por non falar da lingua: a Junta segue adiante no seu proxecto de reducir o galego a unha “curiosidade folclórica”, como a gaita e a muiñeira, confinada na música, a literatura e nalgunha “reserva india” que quede en los pueblos (xa están trabajando en ellou), e garantir a supremacía do castelán, que por algo é a lingua de Madrí, a boa, a rentable, a do Imper… digo, a común. O galego, para as vacas e de vez en cando exhibila ante os turistas: ¡mire usté qué cantighas tan bonitiñas se cantaban en nuestro dialecto!


En definitiva, ¿a qué podemos aspirar se temos un presidente que goberna Galicia ó gusto dos medios, empresas e políticos de Madrid, porque cando sexa maior quere ser ministro ou incluso líder nacional do seu partido? Pois podemos aspirar a ser madrileños, ainda que madrileños de segunda. Despóis de todo, iso sempre será moito mellor que ser galegos de primeira, na mentalidade papanatas.


Que Caja Madrid absorba Caixa Galicia non é máis que unha metáfora bancaria dos escuros soños insatisfeitos dos señoritos e dos papanatas galegos; é a sublimación dese terrible trauma de ser galleguiños fóra de onda, nacidos lonxe da villa y corte e cun acento motivo de risas, en lugar de seren madrileños de categoría, codearse coa crème, vestir de chulapos nas verbenas e falar castejano con acento de Chamberí. Galicia, ainda que non o admitan (e iso que ás veces sí o fan) é un inconveniente para as súas ansias clasistas de trepar socialmente: fáiselles pequena. En Galicia ¡ai! non poden alternar coas elites políticas e económicas; se estiveran na capital... (suspiran). Así que sexamos prácticos e non nos quedemos a medias: pidamos xa a anexión de Galicia á Comunidad de Madrid, en calidade de “provincia marítima” ou algo así. Deste modo, os nosos papanatas e os nosos aspirantes a jet set poderán sentirse mellor e ser da capital, aínda que sexa de rebote. ¿Galicia? Galicia é atraso e pobreza, home, o bó, o fetén, está en Madrí.


Este papanatismo provinciano madrileñista galego non é unha cousa de agora. Observando estes comportamentos venme á memoria o que hai xa 80 anos escribía, coa súa ironía habitual, Vicente Risco, en “O Porco de Pé”. Aquí nos conta unha anécdota, con moita carga de profundidade se se le entre liñas, que reflicte maxistralmente ese sentimento de papanatismo arroubado cara Madrid tan propio das nosas “elites”, e que tanto ben nos ten feito ó longo da nosa historia (Madrid é Madrid, Galicia é pobre e atrasada e os cataláns son moi malos malísimos):


En Madrid, don Celidonio divertiuse ben. […] O espolista de don Celidonio foi o enxeñeiro da Deputación, que pavoneaba coa súa ciencia de Madrid. Era deses que din:


—"Bajaba yo por la acera de la calle de Alcalá y al meterme por la del Barquillo, donde yo vivía, en el 23, 2a izquierda, encima de una tienda de calzado que hay al lado del bazar de Pérez, cuando en la misma esquina, donde hoy está el Banco Español del Río de la Plata, encontré, etc."


Hai que ver o exquisito, o riguroso coidado, a prolixa exactitude, a precisión minuciosa e detallada que poñen na localización topográfica dos máis banais acontecementos da súa vida cortesana, os que van a Madrid. Observade que todos gastan moito máis tempo incomparablemente en dicir onde foi que en referir o que pasou. Como o que pasou, sendo en Madrid, non ten importancia; o que ten importancia é que fose en Madrid, e acontecendo alí, calquera cousa ten importancia, polo mero feito de ser precisamente en Madrid. Polo tanto, compre localizar os acontecementos que un refire nun sitio de madrileñismo tan patente, que non admita confusión posible, e que resulte expresado dun xeito cabal nas verbas da toponimia urbana que emprega. Non hai que dar lugar a que os amigos que escoitan poidan sospeitar que o que fala non ten de Madrid unha coñecencia tan cumprida coma se fora nado baixo as faldras da Cibeles. Calquera erro nesta materia —sendo como é a de Madrid unha ciencia exacta— non soamente estripa o conto, pois sempre haberá quen saia rectificando ó narrador, e aínda poida acontecer que se arme porfía se a rúa do Marqués de Leganés é a primeira ou a segunda bocacalle á man dereita segundo se sobe da de San Bernardo, e aínda haberá quen saque un lápiz e emprincipie a trazar riscadelas nun papel, dicindo: "Esta é a praza de Santo Domingo; por aquí báixase para a praza de Isabel II; aquí vai San Bernardo; velaquí o café tal, etc."; senón que tamén se compromete fondamente o creto do narrador. Facede o experimento, e veredes como a todos lles interesa máis o plano de Madrid, que non o que iades contar.


Por iso hainos máis discretos, que para mostraren que estiveron en Madrid, non din ren, e soamente deixan o chapeu coma quen non quere a cousa, de forma que se poida ler no forro: "Rivas, Preciados" ou o gabán, para que se vexa a etiqueta da Calle da Cruz ou de Espoz y Mina...


Isto foi escrito en 1928, pero por desgracia hai cousas que nunca cambian. Houbo un tempo en que pensei que as cousas estaban cambiando e por fin Galicia saía desa peste do papanatismo para empezar a pensar por sí mesma e en sí mesma. Un espellismo. Os papanatas do século XXI campan hoxe polos seus respetos e sacan peito, para seguir proclamando o noso atraso e a nosa inexorable predestinación ó atraso, nunha perpetua minoría de idade de Galicia, baixo a cordial e harmónica subordinación ós intereses de Madrí. Ai, Madrí, iso sí que é categhoría...



Papanatismo y “Ciencia de Madrid” (traducción al castellano)


Una de las características más habituales del pijerío (y de los papanatas en general) de Galicia es su fascinación supersticiosa por Madrid.


Madrid es lo más, Madrid es la hostia, Madrid es Madrid, casi nada. La capital, la proximidad al poder y a la alta sociedad más chic hacen que para gran número de papanatas gallegos Madrid tenga esa clase, ese nivel, ese prestigio que hace más digno de presumir el hecho de tener un hijo trabajando de conserje en Madrid que tenerlo de médico en Lugo. De hecho, irse a estudiar una carrera a Madrid, en lugar de estudiar la misma carrera en Galicia, siempre es interpretado como que se va a una mejor universidad o que se es demasiado buen estudiante como para quedarse en Galicia (aunque habitualmente el motivo es que non se tenía suficiente nota…)


¿Galicia? Un lugar pobre, atrasado y sin categoría, piensan los papanatas; Madrid en cambio tiene glamour. Irse a Madrid, simplemente de viaje o de visita, parece que da una especie de categoría superior, una comunión mística con el poder y la sofisticación. Y si conoces Madrid o vives allá, no te digo nada. No hay en Galicia un señoritingo, un pijo o una Jloria Lajo de la vida que no presuma de sus paseos en la capital por las mismas calles que la crème, de sus visitas a los comercios madrileños (sea Loewe, El Corte Inglés o un Ikea) y de su perfecto castejano sin acentiño aprendido en los madriles.


Con razón en la Junta de Galicia parecen no acabar de ver con malos ojos (en el mejor de los casos) que Caixa Galicia sea absorbida por Caja Madrid: anda que no fardaremos los galleguiños cuando vayamos a pagar en el Corte Inglés con nuestra tarjeta de Cajamadrí, que no te es cualquier cosa, ¿y luegho? También están dispuestos a anular el concurso eólico para poder adjudicar los megavatios a las grandes empresas de Madrid, que llevarán os beneficios a Madrid y tributarán en Madrid, para que luego Esperanza Aguirre saque pecho diciendo que, gracias a ella, Madrid es a “locomotora económica” de España. Por no hablar de la lengua: la Junta sigue adelante en su proyecto de reducir el gallego a una “curiosidad folclórica”, como la gaita y la muiñeira, confinada en la música, la literatura y en alguna “reserva india” que quede en los pueblos (ya están trabajando en ellou), y garantizar la supremacía del castellano, que por algo es la lengua de Madrí, la buena, la rentable, la del Imper… digo, la común. El gallego, para las vacas y de vez en cuando exhibirla ante los turistas: ¡mire usté qué cantighas tan bonitiñas se cantaban en nuestro dialecto!


En definitiva, ¿a qué podemos aspirar si tenemos un presidente que gobierna Galicia al gusto de los medios, empresas y políticos de Madrid, porque cuando sea mayor quiere ser ministro o incluso líder nacional de su partido? Pues podemos aspirar a ser madrileños, aunque madrileños de segunda. Después de todo, eso siempre será mucho mejor que ser gallegos de primera, en la mentalidad papanatas.


Que Caja Madrid absorba Caixa Galicia no es más que una metáfora bancaria de los oscuros sueños insatisfechos de los señoritos y de los papanatas gallegos; es la sublimación de ese terrible trauma de ser galleguiños fuera de onda, nacidos lejos de la villa y corte y con un acento motivo de risas, en lugar de ser madrileños de categoría, codearse con la crème, vestir de chulapos en las verbenas y hablar castejano con acento de Chamberí. Galicia, aunque no lo admitan (y eso que a veces sí lo hacen) es un inconveniente para sus ansias clasistas de trepar socialmente: se les hace pequeña. En Galicia ¡ay! no pueden alternar con las elites políticas y económicas; si estuvieran en la capital... (suspiran). Así que seamos prácticos e non nos quedemos a medias: pidamos ya la anexión de Galicia a la Comunidad de Madrid, en calidad de “provincia marítima” o algo así. De este modo, nuestros papanatas y nuestros aspirantes a jet set podrán sentirse mejor y ser de la capital, aunque sea de rebote. ¿Galicia? Galicia es atraso y pobreza, hombre, lo bueno, lo fetén, está en Madrí.


Este papanatismo provinciano madrileñista gallego no es una cosa de ahora. Observando estos comportamientos me viene a la memoria lo que hace ya 80 anos escribía, con su ironía habitual, Vicente Risco, en “O Porco de Pé”. Aquí nos cuenta una anécdota, con mucha carga de profundidad si se lee entre líneas, que refleja magistralmente ese sentimiento de papanatismo arrobado hacia Madrid tan propio de nuestras “elites”, y que tanto bien nos ha hecho a lo largo de nuestra historia (Madrid es Madrid, Galicia es pobre y atrasada y los catalanes son muy malos malísimos):


En Madrid, don Celidonio se divirtió bastante. […] El espolique de don Celidonio fue el ingeniero de la Diputación, que pavoneaba con su ciencia de Madrid. Era de ésos que dicen:


—"Bajaba yo por la acera de la calle de Alcalá y al meterme por la del Barquillo, donde yo vivía, en el 23, 2a izquierda, encima de una tienda de calzado que hay al lado del bazar de Pérez, cuando en la misma esquina, donde hoy está el Banco Español del Río de la Plata, encontré, etc." [en castellano en el original]


Hay que ver el exquisito, el riguroso cuidado, la prolija exactitud, la precisión minuciosa y detallada que ponen en la localización topográfica de los más banales acontecimientos de su vida cortesana, los que van a Madrid. Observad que todos gastan mucho más tiempo incomparablemente en decir dónde fue que en referir lo que pasó. Como que lo que pasó, siendo en Madrid, no tiene importancia; lo que tiene importancia es que fuese en Madrid, y sucediendo allí, cualquier cosa tiene importancia, por el mero hecho de ser precisamente en Madrid. Por lo tanto, es necesario localizar los acontecimientos que uno refiere en un sitio de madrileñismo tan patente que no admita confusión posible, y que resulte expresado de una manera cabal en las palabras de la toponimia urbana que emplea. No hay que dar lugar a que los amigos que escuchan puedan sospechar que el que habla no tiene de Madrid un conocimiento tan amplio como si fuera nacido bajo las faldas de la Cibeles. Cualquier error en esta materia —siendo como es la de Madrid una ciencia exacta— no solamente revienta el cuento, pues siempre habrá quien salga rectificando al narrador, e incluso pudiera suceder que se arme disputa sobre si la calle del Marqués de Leganés es la primera o la segunda bocacalle a mano derecha según se sube de la de San Bernardo, y aún habrá quien saque un lápiz y comience a trazar garabatos en un papel, diciendo: "Esta es la plaza de Santo Domingo; por aquí se baja a la plaza de Isabel II; aquí va San Bernardo; aquí el café tal, etc."; sino que también se compromete profundamente la credibilidad del narrador. Haced el experimento, y veréis como a todos les interesa más el plano de Madrid, que no lo que ibais a contar.


Por eso los hay más discretos, que para mostrar que estuvieron en Madrid, no dicen nada, y solamente dejan el sombrero como quien no quiere la cosa, de forma que se pueda leer en el forro: "Rivas, Preciados" o el gabán, para que se vea la etiqueta de la Calle de la Cruz o de Espoz y Mina...


Esto fue escrito en 1928, pero por desgracia hay cosas que nunca cambian. Hubo un tiempo en que pensé que las cosas estaban cambiando y por fin Galicia salía de esa peste del papanatismo para empezar a pensar por sí misma y en sí misma. Un espejismo. Los papanatas del siglo XXI campan hoy por sus respetos y sacan pecho, para seguir proclamando nuestro atraso y nuestra inexorable predestinación al atraso, en una perpetua minoría de edad de Galicia, bajo la cordial y armónica subordinación a los intereses de Madrí. Ay, Madrí, eso sí que es categhoría...

sábado, 11 de julio de 2009

El tocomocho de los libros de texto

La mano del PP comienza a verse en Galicia, y no sólo en la política lingüística. El gobierno de Núñez Feijoo continúa empeñado en su tarea de demoler minuciosamente la obra del Bipartito, y le ha llegado el turno a una de las medidas más emblemáticas de Touriño, los libros de texto gratuitos. El caso es que el sistema venía funcionando desde hace años y funcionaba bien, pero el ya célebre "consejero" de Educación, Jesús Vázquez, ha decidido darle un "toque PP". ¿Por qué?

Bueno, la justificación oficial a este cambio es la habitual, la "austeridad", pero si algo estamos aprendiendo con Feijoo es que lo de la austeridad sólo se aplica como pretexto y cuando conviene: es como los pimientos de Padrón, que "uns pican e outros non". En esta ocasión el consejero ha querido recrearse con su ocurrencia y de paso ha atacado al Bipartito (todos sabemos que el PP de Galicia sigue en campaña electoral), diciendo que el sistema de Touriño era "populista".

¿"Populista"? Sí, "populista" e incluso "antisocial", ha dicho el consejero. Según Vázquez, el sistema del Bipartito, al ser universal, "perjudicaba a las rentas más bajas". Inmediatamente los fanboys y neoPPailáns han saltado a aclamar al consejero, diciendo que tiene razón, que "Touriño le estaba pagando los libros a los ricos". Ahora, la Junta le va a pagar los libros sólo a las rentas más bajas, lo que se está vendiendo como "verdadera política social".

¿UNA MEDIDA SOCIAL?

¿De verdad la Xunta del Bipartito "le pagaba los libros a los ricos"? Comparemos los dos sistemas:

Sistema del Bipartito: se compraban los libros de texto PARA LOS CENTROS, y los alumnos los empleaban en régimen de préstamo, tipo biblioteca, responsabilizándose de ellos (y nadie puede negar que eso es un valor educativo añadido). La medida era universal porque nadie tenía que comprar libros de texto, pero no porque “se los pagaran”, sino porque se había eliminado la necesidad de comprarlos, QUE NO ES LO MISMO. Sólo tendrían que pagarlos si los destrozaban o si renunciaban a ese sistema y decidían comprarlos por su cuenta. El Bipartito no les pagaba los libros A NADIE, ni a "ricos" ni a "pobres": eran para los centros y luego quedaban a disposición de todos los alumnos, sin importar si eran “ricos” o no, porque no adquirían una propiedad, sino un préstamo. ¿Acaso los “ricos” no tienen derecho a coger libros de una biblioteca pública? pues eso.

Sistema del PP: a partir de ahora la Xunta dará ayudas directas A LA COMPRA de los libros, para que luego se los queden en propiedad. Los libros ya no serán de los centros, y ahora sí se puede decir que van a "pagarle los libros" a alguien.

Vamos, que el cuento ese de que la medida es más "social" y más "progresista" que el sistema del Bipartito tiene corto recorrido, porque decir que el sistema del Bipartito era "antisocial" resulta un chiste... a menos que admitamos que las bibliotecas públicas son "antisociales", claro.

¿UNA MEDIDA AUSTERA?

Pero es que además, la otra excusa (la "austeridad") tampoco tiene mucho aguante. Con el sistema universal de préstamo de libros de texto del Bipartito, cada libro podía ser aprovechado sucesivamente por un promedio de 4 alumnos. Antes, con X dinero, se compraban libros para uso de CUATRO niños; pero ahora, si los niños se quedan los libros en propiedad, resultará que con X dinero sólo se comprarán libros para UN niño.

Con un sencillo cálculo se deduce que, si se quiere MANTENER el gasto, el número de beneficiarios de los libros gratis SE REDUCE A LA CUARTA PARTE (y antes alcanzaba a TODOS). De hecho, la Xunta ya ha anunciado que la gratuidad total sólo alcanzará al 25% de los alumnos (vamos, ha salido clavao). Pero claro, una reducción tan fuerte sería muy impopular, así que para compensar se ha decidido dar “ayudas progresivas” al resto de familias (pero ni siquiera a todas). Con esto se AUMENTA el gasto, y así el PP consigue que gastando MÁS dinero, menos familias accedan a libros de texto gratis.

Claro que el consejero Vázquez, como buen pepero, ha encontrado pronto la manera de maquillar esos números. ¿Cómo? Pues manteniendo una convivencia entre los dos sistemas durante unos años. Así, mantendrán el préstamo hasta que se acabe la "vida útil" de los libros que ya estaban comprados, y podrá disimularse el incremento de gasto, porque no se incrementará todo a la vez. Por ejemplo, siguiendo con las cuentas que llavmos: se puede mantener el gasto si se pagan los libros del 25% de menos renta y al resto se les mantiene el préstamo de libros. Incluso se puede hacer aparecer una "reducción del gasto" si se mantiene el préstamo a una parte de ese 25%, y venderlo como un gran éxito de la política de ahorro público del PP. Pero cuando en unos añitos eliminen totalmente el sistema de préstamo y el sistema del PP se muestre en todo su esplendor (y sobre todo, cuando ya no se hable del cambio de sistema) podremos ver si realmente el PP ha bajado el gasto en libros o no. Hasta que llegue ese momento, podrán "colárnosla" sin muchos problemas.

¿PERO POR QUÉ?

¿A qué viene este cambio a peor de algo que funcionaba bien? otro sencillo cálculo: si pasamos del sistema del Bipartito de “compra de 1 libro para uso de 4 alumnos”, al sistema PP de “compra de 1 libro para uso de 1 alumno“, el gasto total de Galicia en libros de texto se tendrá que MULTIPLICAR POR CUATRO: parte de ese aumento vendrá del mayor gasto de la Xunta para “ayudas”, como antes dije; pero el grueso vendrá de lo que tengan que poner los padres de su bolsillo. Así, la consecuencia de este nuevo sistema de ayudas a los libros de texto será LLENARLE LOS BOLSILLOS A LAS EDITORIALES.

Lo que, a fin de cuentas, es el verdadero objetivo de esta medida "social" del PP: cuando existía una forma mucho más eficaz y menos onerosa para todos de cumplir un mismo objetivo social (liberar a los padres del gasto en libros de texto), ellos han preferido un sistema que inyecte más dinero de los ciudadanos (y no sólo de “los ricos”) y de sus impuestos para que algún avispado empresario amiguete se pueda llenar (más) los bolsillos a nuestra costa.

En definitiva, que el nuevo sistema, vendido al público como una "medida social", resulta ser el timo del tocomocho.

Así es como gestiona el PP los servicios públicos, y muchos deberían haberlo pensado antes de votarles. Me pregunto cuántos de los que votaron a Feijoo, creyendo que con él iban a atar los perros con longanizas, tendrán que aligerar la cartera cuando llegue Septiembre (aunque muchos de ellos seguirán aplaudiendo rabiosamente a sus ídolos del PP). No sólo van a ser "los ricos", podemos estar seguros, pero ahí tienen lo que han votado.

viernes, 19 de junio de 2009

“Que parezca una decisión democrática”

(viñeta de Pepe Carreiro en O Xornal, 12-VI-2009)

Ésta parece ser la instrucción que debió dar el Presidente de la Xunta, perdón, de la Junta de Galicia, Núñez Feijoo, a su Conselleiro, perdón, Consejero de Educación, Jesús Vázquez (no confundir con el presentador de televisión). Se trata de los planes del PP para retroceder en la política de normalización de la lengua gallega, derogando el decreto de uso del gallego en la enseñanza aprobado en 2007 por el Bipartito.


Decreto que al principio el PP apoyaba, hasta que el pasado Octubre "se cayeron del caballo" y "descubrieron" que el 50% de clases en gallego que antes apoyaban era una terrible imposición totalitaria de los nacionalistas. Durante la campaña el PP hizo mucha demagogia y dijo muchas tonterías a propósito del gallego, para evitar que los votos de los “¡¡¡serrompespaña!!!” se le escaparan a UPyDance. Este objetivo se consiguió, pero luego aparecieron los pseudobilingües de Jloria Lajo a pasar la factura y le recordaron a Núñez Feijoo que en campaña había prometido que consultaría a los padres sobre la lengua de la enseñanza.


El caso es que Núñez Feijoo prometió muchas cosas en campaña, de las que ya ha incumplido unas cuantas, y no baladíes. Pero en este asunto de la lengua tiene encima la mirada inquisitiva de sus jefes de Madrid, de FAES de las JONS, el ABC, El Mundo, la COPE y en general todo ese movimiento nacionalista español que desde hace unos años está empeñado en arrinconar o eliminar cualquier signo de la diversidad en el interior de España (también las lenguas, o más bien, especialmente las lenguas), por aquello de “¡¡¡¡¡ESPAÑA SE ROMPE!!!!!”. De hecho, desde que tomó posesión, Feijoo ha dedicado más esfuerzos contra el gallego que contra la crisis (para que luego diga Rajoy que esto de los “debates identitarios” no le importa a nadie y que hay que preocuparse de la crisis). Es lo que tiene el nacionalismo identitario y excluyente del que la derecha española (PP, UPyDance, la caverna mediática…) acusa a los demás, porque el nacionalismo es como los mocos, “son todos asquerosos menos los míos”.


Así que “veeenga, vamos a consultar a los padres, pues”, se debió decir Feijoo. “Que se encargue alguien de confianza, y que parezca un accidente”, debió instruir a sus colaboradores. Así que se han montado esta “consulta” a la que han vestido como un peazo de referéndum superdemocrático que te cagas. Naturalmente los fanboys del PP están extasiados, “mira qué guays y qué molones y qué superdemocráticos somos”, pero no hay que ser excesivamente perspicaz para darse cuenta de que se trata de una consulta con trampa y letra pequeña. En estos enlaces están los papelitos de las consultas, para Educación Infantil, Primaria y Secundaria. Con un vistazo se pueden apreciar muchas cosas, y ninguna buena.



1º: Es una consulta parcial y restringida.


Se ha presentado como una consulta “para que los padres elijan en qué lengua quieren la educación de sus hijos”, pero no es así. En la pregunta se desliza con disimulo la expresión “asignaturas troncales”: es decir, sólo una parte de las asignaturas son sometidas a consulta, mientras que el resto queda al arbitrio de la Xunta, perdón, Junta.


Esto es tan “democrático” como si los votantes pudiéramos elegir a la mitad de los diputados del Parlamento y la otra mitad fuera designada a dedo por el presidente bananero de turno. Así cualquiera gobierna a gusto, y por supuesto “democráticamente”.



2º: Sólo se consulta contra el gallego.


Precisamente esa parte de las asignaturas que se someten a consulta son las que con el decreto actual se imparten (o deberían impartir, que esa es otra), en gallego. El resto, las que no se consultan, en principio se imparten en castellano, de lo que se deduce que las clases en castellano no son opinables, sólo las clases en gallego. Uno puede pedir que lo que se da en gallego se dé en castellano, pero no lo contrario.


Completando lo anterior, el decreto vigente (que no se cumple en la mayoría de los casos) establece que las no troncales (las que no se consultan) podrían impartirse en gallego en función de las necesidades y la situación sociolingüística de cada centro. Pero como he dicho en el punto 1º, esa parte del currículum queda fuera de la consulta para que la Xunta haga lo que le dé la gana (y ya nos olemos en qué sentido).


En fin, que los defensores del castellano y los defensores del gallego en la enseñanza somos iguales, pero unos más iguales que otros.



3º: Se presentan opciones engañosas y con un sesgo marcado.


Se ofrecen cinco posibles respuestas:


1ª: todo en gallego;
2ª: mayoría en gallego;
3ª: unas en gallego y otras en castellano;
4ª: mayoría en castellano; y
5ª: todo en castellano.

La clave del engaño es la tercera opción: situada en un “justo medio”, induce a creer que si quieres un reparto de lenguas equilibrado al 50% (lo que establecía el decreto que quieren derogar) debes escogerla.


Pero no es así: como ya indiqué en el punto 1º, sólo las asignaturas en gallego son sometidas a consulta: escoger la presunta “mitad y mitad” aquí significa realmente escoger una cuarta parte de gallego. Quien quiera mantener el reparto al 50% del decreto vigente debería escoger la opción “todo en gallego”.


Sin embargo, la encuesta se ha organizado para que se responda sin pensárselo demasiado (se ha presentado en un plazo corto, al final del curso, sin abrir un debate en condiciones e incluso intentando impedir a los profesores y sindicatos informar sobre ella – aunque Galicia Pilingui ha repartido folletos sin quejas del Conselleiro, perdón, Consejero). Teniendo en cuenta que se le ha dado un papel al niño en plan “llévale esto a tu padre y me lo traes cubierto, y no hagas preguntas”, y que los gallegos somos tan “gallegos”, se busca que los padres, respondiendo con prisas y sin información, elijan esa opción creyendo que están optando por un bilingüismo equilibrado.



4º: No existe una opción de “gallego y castellano por igual al 50%”… aunque se pretenda hacer creer que sí.


Pero es que además tampoco en el caso de la 3ª opción de marras, presuntamente ecuánime, estamos ante una opción “50/50”: la respuesta (“unas en gallego y otras en castellano”) es tan imprecisa, tan ambigua y tan omnicomprensiva (realmente engloba a la 2ª y la 4ª) que escogerla equivale a decir “hagan lo que quieran”. Contrasta con la rotundidad y la claridad de las opciones “TODO en gallego”, o “TODO en castellano”. Ésta dice “unas en gallego…” ¿“unas” CUÁNTAS? Pues las que la Xunta decida por su cuenta, claro. Luego podrán justificarse diciendo “eh, que nosotros nunca dijimos mitad y mitad”.


Un comentarista en O Xornal me contestaba a esta objeción que en Primaria no se puede pedir el 50% en cada idioma porque sólo hay 3 asignaturas troncales. Dejando a un lado el hecho de que estrictamente en Primaria NO hay asignaturas “troncales”, esto deja de manifiesto (aún más) que esa 3ª opción es un engaño, porque ciñéndose a que hay 3 asignaturas, se queda sin contenido: con la opción “todo en gallego” la relación gallego-castellano sería 3-0; con “todo en castellano”, 0-3; “mayoría gallego” es 2-1, y “mayoría castellano” es 1-2. ¿Qué más “resultados” puede haber? ¿Qué significa entonces “unas en gallego y otras en castellano”? Pues nada, “haced como queráis”, como he dicho.



5º: Sólo se pregunta a los padres de los alumnos del curso que termina.


Restringir la consulta a los padres del alumnado actual está vulnerando los derechos de aquellos que matricularán a sus hijos el año que viene o los siguientes. Paradójicamente, se pregunta a los padres de alumnos que este año han terminado sus estudios, pero no a los de los que los van a empezar el año próximo (que serán los directamente afectados), y no sólo a los que entran en el parvulario, sino a todos los que pasan de un ciclo a otro. En este sentido resulta gracioso que se “pondere” la consulta (a cada padre se le entrega un impreso por cada hijo), cosa que me parece hasta razonable, si no fuera porque al mismo tiempo se está excluyendo a muchos padres que ahora no tienen ninguno en el sistema pero lo(s) tendrán cuando el nuevo decreto se aplique.


Si en esta consulta se va a basar un decreto que regulará la enseñanza gallega para los próximos 16 años (según ha dicho el Conselleiro, perdón, Consejero), debería extenderse a toda la sociedad gallega, no sólo a los padres de los alumnos del curso 2008-2009. A menos, claro:


A) que la consulta no sea vinculante, sino “orientativa” (es decir, que al final la Xunta hará lo que quiera); Vázquez ha dicho que la opinión de los padres será “respetable”, que no es lo mismo que “respetada”; o


B) que todos los años se repita la consulta para “actualizar”, lo que someterá a nuestro sistema educativo a un baile y un meneo continuo (por no hablar de los 300.000 € largos que ha costado la broma: “austeridad” por un tubo, de esa que prometió Feijoo)



6º: No hay garantías ni control.


Las medidas anunciadas por el Conselleiro, perdón, Consejero, para “garantizar” la fiabilidad y la confidencialidad de las respuestas son de risa. Se resumen en que el director de cada centro meterá las encuestas cubiertas en un sobre cerrado y las mandará a la Consellería, perdón, Consejería, junto con una lista de qué padres de qué alumnos han respondido (y por eliminación, cuáles no). Ah, y tal vez un parte de chivatazos sobre quienes han osado criticar la consulta, vaya usted a saber para qué…


No hay ningún control externo en ninguna fase. El director puede tirar las encuestas a la basura y meter en el sobre las que quiera, incluso cubrirlas él. En la Xunta, perdón, Junta, pueden hacer lo mismo, si les apetece. El recuento lo harán como les dé la gana y publicarán el resultado que quieran (o no lo publicarán si no les apetece). Los impresos andan por ahí tirados e incluso los alumnos los cubren por su cuenta (“voy a poner todo en castellano porque así es una asignatura menos” – que vivan el rigor y la buena información).


En definitiva, que esta consulta es tan fiable y tan democrática como las típicas elecciones de república bananera, en las que invariablemente el pueblo agradecido expresa su apoyo masivo e inquebrantable al dicta… presidente de turno.



7º: Chapuzas varias.


Se plantean además un montón de interrogantes que revelan la tremenda chapuza y el nulo rigor de esta consulta: ¿qué pasa si el padre quiere escoger una cosa y la madre la otra? ¿quién prevalece? ¿a quién se le pregunta en el caso de padres separados? El que no tiene la custodia a fecha de la consulta ¿no puede opinar? Y ¿qué pasa con los alumnos que ya tienen casi 18 años, no deberían opinar también algo?


También tiene su gracia que pregunten a los padres por el idioma en el que prefieren que sus hijos hagan los exámenes. Si se supone que estos señores defienden la “libertad de idioma”, no tiene mucho sentido quejarse de que los profesores le “imponen” a los alumnos hacer los exámenes en una determinada lengua (vamos, en gallego – sólo se quejan de estas cosas los de siempre) y a continuación hacer que los padres tomen una decisión sobre ello, con lo que se pasa de una “imposición” a otra.


De hecho, aquí tenemos otro incómodo ejemplo de cómo esa “libertad de idioma” de los padres entra en conflicto con los derechos de los hijos. No es el único caso: permitir, como se pretende, que los padres puedan decidir que su hijo NO aprenda uno de los idiomas cooficiales cercena el derecho del niño a conocer los dos idiomas, y ese derecho está garantizado por las leyes


Si se va a permitir escoger el idioma para los exámenes, debería ser el alumno el que lo hiciera en cada ocasión, y no los padres, pues a fin de cuentas es él el que va a tener que responder y expresarse. Si la cosa le preocupa mucho escogerá lo que prefiera, y si no tiene complejos con la lengua, le dará igual hacerlo en gallego o castellano; o algunos días se levantará con ganas de usar una lengua y otros días otra (vamos, se trata de bilingüismo del de verdad, y no lo que vende Galicia Pilingui).


Y me llama la atención una pregunta un pelín absurda: tras preguntar por la lengua de las clases, a continuación preguntan por el idioma de los libros de texto y otros materiales. ¿Acaso tiene algún interés dar una asignatura en un idioma con libros en el otro? ¿Alguien va a elegir así? Es de suponer que, en esta encuesta, el que escoja clases en castellano escogerá también libros en castellano, y el que las escoja en gallego escogerá los libros en gallego, y lo mismo con todas las opciones, por lo que la pregunta es superflua.


Esta pregunta me parece que tiene muy poco que ver con la pedagogía, y sí mucho con una de las monsergas favoritas de Jloria Lajo y sus mariachis, que exigían que sus hijos tuvieran libros en castellano incluso para las asignaturas impartidas en gallego. La verdadera pregunta que debían tener en mente cuando la redactaron es “¿quiere usted que su hijo use libros y material en el idioma que a usted le dé la gana, al margen del idioma de la asignaturas y de lo que esto pueda entorpecer los estudios de su hijo?



En definitiva, que todo esto es un paripé improvisado para disfrazar de “decisión democrática” lo que no es sino una decisión ya tomada por el gobierno. A Feijoo le han ido los de Galicia Pilingui a reclamar “¿qué hay de lo nuestro?” y ha tenido que montar esto para salir del paso: una encuesta chapucera, engañosa, injusta y sin ninguna fiabilidad, cuyas preguntas parecen haber sido dictadas por Jloria Lajo (especialmente las de los idiomas de los libros y los exámenes).


Me hacen reír los que se regocijan diciendo “qué bien, por fin nos escuchan a los padres”, porque tal como se ha planteado, esta encuesta en una completa tomadura de pelo: deja a la Consellería, perdón, Consejería, margen de maniobra de sobra para hacer lo que le dé la gana y encima quedar bien. En fin, que sí, que “escuchan” a esos padres tan preocupados; luego a ver si se les hace caso.


Afortunadamente han sido muchos (y he de reconocer con alegría que más de los que yo esperaba) los que se han dado cuenta de que esto es un paripé y de que el PP pretende emplear a los padres como coartada para cumplir los deseos de un grupo minoritario y extremista. La mayoría de los padres veían los pataleos de Galicia Pilingui con indiferencia, porque mal que le pese a Jloria Lajo la mayoría de los gallegos no compartimos sus prejuicios lingüísticos ni sus complejos. Pero con esto de la encuesta se ha pretendido envolverlos a todos en una guerra que no es la suya.


El resultado se ajustará como anillo al dedo a los deseos del Conselleiro/Consejero (¿alguien espera otra cosa?), y Feijoo hará el decreto que le dé la gana, con el aplauso de la COPE y los pseudobilingües, mientras Rajoy le pasa la mano por el lomo. Todo el mundo lo sabe, pero la sensación que ha dejado este chanchullo no es buena porque se les ha visto demasiado el plumero: ha habido protestas de ANPAs, de sindicatos de la enseñanza, de claustros, de padres, de profesores, de universidades, de profesionales que desmienten eso de que “el gallego no sirve para nada...


Veo muy probable que la generalizada indiferencia ante esta “guerra de lenguas” importada a Galicia comience a transformarse en una reacción contra la prepotencia y la manipulación de Galicia Pilingui. Bienvenido sea.

sábado, 25 de abril de 2009

Refrito postelectoral a la gallega (III): comentarios blasfemos sobre el voto emigrante

Un magro consuelo para los socialistas (y “consuelo de tontos”, de algún modo) en la resaca del 1 de Marzo fue el hecho de que el voto de los emigrantes arrebatara un escaño del PP y se lo diera al PSOE. Núñez Feijoo pasaba así, una semana después, de una holgada ventaja de 3 escaños sobre PSOE+BNG a una mayoría absoluta ajustada.

El resultado en la práctica de ese cambio está entre insignificante y nulo (mayoría absoluta a fin de cuentas), pero debemos plantearnos algo: ¿y si la noche del 1 de Marzo el PP hubiera obtenido 38 escaños en lugar de 39? Nos encontraríamos con que una semana después de celebrar la victoria y el cambio de gobierno les hubiera caído un jarro de agua fría y hubieran vuelto a la oposición. El escándalo no tendría precedentes, al margen de quién ganara o quién perdiera: que los gallegos de Galicia hubieran elegido al PP con mayoría absoluta y que unas sacas de correo de allende los mares torcieran la voluntad de los electores de Galicia. Eso no puede ser aceptable.

(quién me iba a decir que iba a estar aquí defendiendo los intereses del PP – claro que hace 4 años esos intereses eran opuestos, y el PP pretendía salvar la mayoría absoluta perdida en Galicia con los votos de los emigrantes – esa gente es así)

No me peguen muy fuerte, señores políticos

Y es que con esto del voto de los emigrantes hay cosas que no entiendo: que unos tíos que llevan décadas en el extranjero puedan tener esa capacidad de decidir unas elecciones (recordemos que en Galicia el censo CERA es cerca de una octava parte del total), votando de una manera muy poco fiable (cuestionada desde hace años son haberle dado una solución)… y que encima todos los políticos los traigan en palmitas. Hay gente votando que no ha puesto nunca los pies en Galicia, pero que cuando hay elecciones reciben visitas de políticos (de TODOS los partidos), que les montan un fiestorro, les llevan unas empanadas y unos gaiteiros y les hacen una queimada, y votos baratos pa’la saca. Total, mira qué bien les tratan a cambio de rellenar unos papelitos y escoger una papeleta. Pocos pubs son tan generosos con las horas felices y las segundas copas gratis.

Lo del voto emigrante de Galicia es UNA PUTA VERGÜENZA, y da igual a quién beneficie, sea PP, PSOE o el Cristo que lo fundó (ese escaño 25 del PSOE me importa más bien poco). Un señor que se fue de Galicia hace 40 años volviendo sólo una semana de vacaciones cada 2 ó 3 años tiene más poder de decisión que uno que, después de estar en Galicia toda su vida, se fue el año pasado a Madrid, Barcelona o Canarias, y se plantea volver en un par de años. Da igual que haya nacido, vivido, estudiado, trabajado, tributado y sufrido a los gobernantes en Galicia toda su puta vida: los hijos del primero, nacidos en América o Suiza y que nunca han pisado Galicia, pueden tener más poder de decisión que él.

He leído que el censo de presuntos gallegos en Argentina ha seguido creciendo desde hace años. Será por las masas de gallegos que siguen emigrando para allá, no te jode… Con esto de ampliar la nacionalidad a nietos y biznietos estamos llenando el censo de tíos que de Galicia sólo saben que es “una zona de España” de la que vino su abuelo hace muchos años, y poco más.

Aquí hay una avería que ningún partido está dispuesto a arreglar, porque no les conviene y porque el que se atreva a plantear esto en público será azotado, arrastrado por las calles y crucificado para escarnio público. Mis opiniones heréticas sobre el voto emigrante me harían ganar la acusación de ser un enemigo de la democracia que quiere arrebatar sus derechos a los hijos de Galicia en el exterior. Pero me consta que mucha gente en mi entorno opina lo mismo, aunque nadie se atreve a plantearlo en los medios de comunicación, y mucho menos en el Parlamento (el político que lo haga se estará suicidando políticamente). La cuestión es tan impopular y se presta a tanta demagogia que posiblemente nunca se plantee, pero no sería extraño que un día no muy lejano suceda lo que planteé antes (si no ha sucedido ya): que el voto exterior dé la vuelta a la tortilla, bien en unas autonómicas o bien en algún municipio (algunos tienen más gente censada en el extranjero que en el propio municipio). Entonces habrá que aguantarse.

Me parece muy bien y estoy a favor de que se reconozcan derechos a los emigrantes y sus descendientes… pero no el de votar, al menos pasado cierto tiempo. ¿Acaso si me voy a Madrid y me quedo 10 años tengo derecho a elegir al presidente de la Xunta o al alcalde de Ourense? Mi idea es que el que lleve más de X años fuera de Galicia (5, 8, 10 si me apuran), pierda su derecho al voto, y ya está (y lo mismo si se van a Buenos Aires que a Madrid). No digo que pierdan la nacionalidad (ni sus hijos); y si les da por regresar que tengan todos los derechos automáticamente (aunque no sé si tal cosa tendría fácil encaje jurídico). Pero mientras no vivan aquí, no deberían poder decidir el gobierno que va a gobernar a los que SÍ viven.

Mientras nadie (nadie con capacidad para impulsar ese debate) tenga suficiente audacia para cambiar esto, seguiremos dependiendo de las sacas de correo para saber si a quién hemos elegido, y seguirán apareciendo señoras que nacieron en el siglo XIX y que no se pierden ninguna votación. De momento "se va a estudiar" (ya se sabe que lo mejor para que un tema no se resuelva nunca es nombrar una comisión que lo estudie) , mientras que la gran preocupación se queda en poner urnas en los consulados y montar guateques en Buenos Aires.

 
Dejen a nuestros ancianos tranquilos
19A-lomojó